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2021-22 TEMPORADA 2022-2023  2023-24

TEMPORADA 2022-2023
2021-22    2023-24 

DATOS BÁSICOS RESUMEN DIRECTIVA Y PLANTILLA PARTIDOS CLASIFICACIÓN
DATOS RESUMEN PLANTILLA PARTIDOS CLASIFICACIÓN

RESUMEN

Otra temporada consiguiendo la permanencia. Ergo, otra permanencia de ensueño e histórica. Aunque tocara de nuevo irse a la última jornada pendiente de salvación (aunque en esta ocasión de forma mucho menos agónica que en el anterior ejercicio, con aquel final de infarto a medias entre Vitoria y Granada), tanto da. Todo lo que sea para los amarillos quedar por encima del 18º será siempre un éxito sin peros, sin pegas. Si encima consigues el puesto número 14 (el segundo mejor lugar en la tabla que has hecho en más de 110 años de historia), la campaña 2022-23 solo puede adjetivarse como excelsa (y eso que empezó de forma dramática para los intereses cadistas, ahora lo desarrollamos).

Y empezó mal porque otra vez, se hicieron las cosas rematadamente mal en el mercado estival. El Cádiz recuperó jugadores como Pombo, Alvaro Giménez, Osmajic o Martín Calderón (amén de Garrido, que venía con la rodilla hecha polvo y que no pudo soportar ni tan siquiera la pretemporada), que lejos de mejorar el nivel, lo perjudicaban para otra temporada que se auguraba muy complicada. Como todas. 

Se van marchando algunos jugadores como son los casos de Akapo, Idrissi (estaba cedido), Andone (vaya papelón), Salvi (que no fue renovado), Jonsson, Haroyan...así que para cuando llega el Trofeo, el peso sigue recayendo sobre los mismos de siempre: Choco Lozano, Lucas Pérez, Alex Fernández, Ledesma, Iza, Pacha Espino…

Los fichajes que van llegando en el mes de agosto no llenan el ojo a casi nadie. Y con razón. El Cádiz es capaz de repescar a Chust y San Emeterio e incorpora a Zaldúa de la Real Sociedad, pero luego empiezan a pasar, esas cosas…Se ficha a Mabil, se sube al primer equipo a Momo…pero no terminan de llegar los refuerzos de calidad. Tampoco se termina de soltar lastre (Osmajic es cedido, y poco más).

Y así pasa lo que pasa en el debut liguero, y en el horroroso comienzo de campeonato. La primera en la frente, contra la Real Sociedad en casa. El Cádiz, idéntico al del año pasado (con los testimoniales debuts de Mabil y Mady Diarra) y la incorporación de Zaldúa, apenas puede toser al cuadro txuri-urdin en su propio feudo.

Sergio González dice tras el partido que no quiere hablar de los fichajes que faltan, pero lo termina diciendo.

Las altas caen con cuentagotas, y así se produce el fichaje de Antonio Blanco que, como sabemos, quedó muy lejos de cuajar. Es la única novedad que Sergio tiene para afrontar la segunda jornada, en la que también se pierde contra Osasuna (como siempre ocurre cuando jugamos contra el equipo rojillo).

Aterrizan por fin nuevos jugadores a Mirandilla, con las incorporaciones de Ocampo y Bongonda, pero obviamente no llegan a tiempo para la tercera jornada, en la que el Cádiz arrastra su camiseta contra el Athletic (0-4) y ahora sí, se disparan las alarmas. Tres jornadas (y lo que quedaba) y ya somos colistas (sin puntuar y sin marcar). Hasta los jugadores, como Negredo, piden públicamente fichajes. Pues bien, no habría más. Ni Braithwaite, ni Roger (que llegó a presenciar un entrenamiento en El Rosal), ni Dani Gómez,...nada.

El Cádiz solo ha podido traer (además de retener en propiedad a Chust y San Emeterio) a Antonio Blanco (cedido), Zaldúa, Mabil y los recién mencionados Bongonda y Ocampo. Ni rastro del delantero top (frase que se le volvió en contra Vizcaíno) que algunos aficionados con mucha guasa, identificaron en Alvaro Giménez, que regresaba a la disciplina cadista y ante la imposibilidad de colocarlo en ningún equipo, terminó teniendo ficha en el plantel amarillo, para desesperación del personal.

Y claro, con esos mimbres…el equipo pierde también en Vigo y en casa frente al Barcelona (que fue más noticia por la suspensión durante más de media hora del encuentro debido al infarto sufrido por un aficionado en la grada que, afortunadamente, pudo salvarse). Cinco jornadas, cero goles, cero puntos. El peor inicio liguero de la historia. Como si los amarillos fueran sobrados, deja que sus rivales directos le saquen cuatro puntos así, de entrada. Y ahora tocará estar remando ya hasta final de temporada para recuperar esa distancia.

A veces el fútbol demuestra porqué es ese deporte tan imprevisible e inexplicable. En la sexta jornada, con Sergio ya empezando a estar discutido después de semejante desastroso inicio de liga, va el Cádiz y tras realizar un partido bastante desacertado, tragicómico por momentos, se encuentra con un gol solitario de Negredo (el único que marcaría en liga el delantero madrileño), que la mete casi sin querer. Con un Cádiz lleno de jugadores con pasado vallisoletano, incluído nuestro entrenador, y en casa de un rival directo. Tan directo que fue el que terminó bajando en la última jornada. Es imposible saberlo, pero seguramente si el Cádiz hubiese perdido también aquel partido en Zorrilla, podría haber salido su entrenador, el Valladolid nos hubiera sacado seis puntos a final de liga…El caso es que empieza ahí la remontada amarilla para conseguir la salvación. Aunque queda todo un mundo por delante.

Pero en los sucesivos partidos contra Villarreal, Español, Girona y Betis (todos ellos empatados) las señales que da el equipo son totalmente distintas. Eso sí, ya sea por unos motivos o por otros, como falta de acierto contra el Villarreal, poca contundencia defensiva contra el Español o penalti absurdo en el descuento en Girona (lance que desgraciadamente habríamos de vivir repetidamente en esta campaña), los amarillos no consiguen anotar otra victoria, y con ella, empezar a salir de los puestos de la quema.

La racha positiva se corta en Vallecas (que ya empieza a ser un estadio maldito), aunque esta vez, evidentemente, solo tenemos que lamentar lo ocurrido en el campo, y no fuera de él, como ocurriera la temporada anterior con la salida nocturna de algunos jugadores.

De ahí, a una de las mayores alegrías de la temporada y que ayudaría a empezar a creer de verdad en la salvación. La victoria en casa frente a todo un Atlético de Madrid, después de ponerse 2-0, de ver como Joao Félix empataba en apenas tres minutos cuando ya se rozaba el descuento, y de que Sobrino anotara en el 98 el 3-2 definitivo, disparó las acciones amarillas y puso a todo el mundo a soñar, ya sí, en el mismo objetivo.

Tras la lógica derrota en el Bernabeu (aunque hubiera sido un día propicio para intentar dar la sorpresa, con tantos jugadores del cuadro blanco pensando en el inminente compromiso de Catar), el Cádiz entra en el parón mundialista (aunque aún habría que perpetrar el desprecio a la Copa del que hablamos más adelante) todavía en zona de descenso, a un punto de la salvación. Pesa todavía, y mucho, el desastroso inicio liguero, pero las señales de mejoría están ahí.

El Mundial, que como todos los equipos es aprovechado para recuperar lesionados (aunque no todos saldrían igual después de este atípico parón) dejó algunos hechos para la historia, como tener a Mabil como primer futbolista en activo en el club amarillo disputando minutos en un campeonato del Mundo, o el inolvidable partido (con victoria incluida por 4-2) frente al Manchester United, primera vez que un equipo inglés pisaba nuestro estadio, aunque sería seguido inmediatamente por el Wolverhampton, en otro vistoso encuentro que terminó 3-4. Muchos aficionados recordarán también por mucho tiempo la goleada en el campo de la Roma entrenada por Mourinho (0-3).

De vuelta al tomate, según va terminando el Mundial, empiezan ya a verse los movimientos de plantilla que se ejecutarán en el mercado invernal, y que se antojan otra vez fundamentales si el Cádiz quiere competir la permanencia. No empieza bien la cosa para algunos aficionados, cuando el presidente confirma que el lío en el lateral derecho, por la durísima lesión de Zaldúa, se va a parchear con la recuperación de Raúl Parra, cedido en el Mirandés. Nadie le discute el pundonor al jugador, pero para muchos esa posición se queda corta con el canterano y con Iza .

Además del maño, se van produciendo ya otros movimientos en la plantilla cadista (como la llegada de Youba Diarra, que sería irrelevante) o la salida de Alarcón (absolutamente condenado al ostracismo por su técnico desde la cuarta jornada, incluso en Copa). Aunque sin duda la baja que más ruido hace es la de, por fin, Lucas Pérez. Se terminaba así el culebrón del gallego, que no obstante, se marcha de la entidad siendo el pichichi del equipo, y por poquito no termina así la liga. Fue, desde el punto de vista estratégico, una temeridad: el Cádiz se quedó sin un ariete claro durante todo el mes de enero.

Aún así, el primer mes del año no puede empezar mejor que con la victoria en Mestalla, que da tres puntos vitales y que sería muy importante para las combinaciones de goal-average a final de liga. Pudo ser aún mejor el inicio de 2023, pero el VAR (que se cebaría con el Cádiz este año) volvía a cometer un error contra los amarillos. Como sería, que el CTA reconoció el “imperdonable” error públicamente. Pero por más que Vizcaíno y el club lo pelearon (impugnando el partido), y el tremendo ruido mediático que hizo este fallo (que muchos aprovecharon para usarlo en su batalla contra los árbitros o la RFEF), no hubo resarcimiento. Dos puntos al limbo.

La afición explota cuando una semana después, se pierde en el Sánchez Pizjuán ante un Sevilla que entonces es rival directísimo por la permanencia (tanto es así, que el Cádiz empieza el duelo por delante de los hispalenses en la clasificación). La forma de perder, tras ser asediado por los de Sampaoli, para al final terminar encajando en un penalti absurdo a más no poder de Iván Alejo, y viendo la inoperancia de un equipo que no recibe los refuerzos que lleva necesitando desde el mes de julio (porque lo que se hizo en verano no tiene nombre), colman la paciencia de los aficionados. Estamos a punto de llegar al ecuador de la liga, y no ha habido un solo día en el que no se haya estado en puestos de descenso. Suenan tan alto los tambores de guerra, que el presidente (que escucha cada jornada en casa como se canta “Vizcaíno dimisión” en cuanto pita el árbitro) se ve obligado a pedir apoyo en una carta abierta a la afición.

Apretado por este ruido o no, el caso es que esa misma semana recalan en el plantel amarillo Roger y Escalante, que suben muchísimos enteros el nivel, especialmente el centrocampista argentino, que sería determinante en la consecución última del objetivo. En todo caso, ya es para la afición cadista que igualmente, se organiza para manifestarse en la previa del duelo ante el Mallorca, siguiente jornada del calendario.

Casualidad o no, el Cádiz gana este partido contando ya con sus dos nuevos fichajes, y empieza así una racha en la que se haría fuerte en casa, donde sacaría los méritos para obtener finalmente la permanencia. A las llegadas mencionadas, se unen el último día las altas de Meré, Chris Ramos y Sergi Guardiola (evidentemente, no llegó Luis Alberto, pese a la insistente turra de los medios). Todos, en mayor o menor medida, contribuyeron de forma notable al rendimiento de la segunda vuelta, mejorando (era difícil empeorar) lo que había en el plantel.

El Cádiz va a encadenar, como hemos dicho, hasta tres victorias consecutivas en casa: Mallorca, Girona y Rayo (alternadas por esperadas derrotas en San Mamés y Camp Nou), todas ellas dejando su puerta a cero, gracias sobre todo a un Ledesma estelar, que van a ser claves para la salvación. De hecho, por fin en la jornada 21, tras derrotar al cuadro catalán (con goles de Escalante y Sergi Guardiola, recién llegados, dando la razón a los que pedían fichajes), los cadistas ven por fin la luz y abandonan la zona de descenso, a la que ya no volverían más en todo el campeonato, aunque habría que sufrir todas y cada una de las jornadas que quedaban por delante. No en vano, como ya se empieza a barruntar, la salvación pinta que va a estar más cara este año que en otros anteriores (al final se quedaría en 41).

El equipo confirma su fortaleza en casa con la mencionada victoria ante el Rayo (con esa camiseta indescriptible homenaje al Carnaval), y se permite hasta empatar en su visita a la Real Sociedad (que acabaría cuarta clasificada), uno de los peores campos históricamente para los amarillos.

Estando en este estado de forma colosal, le vienen al equipo dos partidos marcados en rojo como suele decirse, contra Getafe en casa y en Almería. Y en línea con ese estado de forma, los dos los tenía ganados al iniciarse el descuento. Pero es que el descuento de cada partido fue una prórroga, y ya veníamos de jugar 100 minutos en los partidos anteriores. Contra el Getafe nuestro conocido Hernández Hernández pitó no uno sino dos penaltis de VAR, los famosos penaltitos, de los que hay que ver quince veces repetido a cámara lenta y aún así no está claro. Esos que decía Megía Cantalejo que se iban a dejar de pitar. No contento con eso, el colegiado canario redactó un final de partido en el acta de lo más accidentado (nunca vimos imágenes de lo que pasó) que costaron además una sanción exagerada a Ledesma e Iza, ambos piezas absolutamente claves en el equipo.

Y contra el Almería, mismo resultado, un penalti (este sí, indiscutible por un error injustificable de Momo) cometido cerca del minuto 100 (siendo incluso criticado por su entrenador criticado por su entrenador y por sus compañeros), otro descuento inexplicable e interminable. No había que ser adivino entonces para entender que de haberse sumado seis puntos (en lugar de dos) y restar uno a esos rivales directos, la permanencia se podría haber conseguido mucho antes, sobrando una e incluso dos jornadas (como así demostraron los resultados más adelante). Las injustificables decisiones de VAR, los inexplicables descuentos eternos y los errores propios (por ese orden) condenaron al Cádiz a tener que estar en galeras hasta el último día. Y gracias.

Lo cierto es que alejando la lupa y viendo el cuadro completo, el del Almería es el cuarto partido ya en el que el Cádiz se deja absurdamente puntos en el descuento, tras lo ocurrido en Girona, en el Sánchez Pizjuán, contra el Getafe y ahora en Almería. Todos ellos por penaltis más que evitables. Son siete puntos, es una barbaridad que el Cádiz no se puede permitir.

Tras una derrota en casa contra el Sevilla (que cabía en lo posible, pues el equipo de Mendilibar ya da señales de ser el que salvaría la permanencia de forma holgada y se proclamaría campeón en la Europe League), los amarillos sacan fuera los puntos que nadie espera, como ya hiciera otros años contra rivales como Real Madrid o Barcelona. En este caso sería el Betis y Heliópolis, estadio en el que no había ganado nunca en liga. La victoria por 0-2 da tres puntos de oro a los gaditanos, que dan un hachazo importante que nadie esperaba a la lucha por la permanencia.

Pasado el vendaval que fue el Real Madrid en su visita a Cádiz (con lógica victoria visitante), llega de nuevo la hora de la verdad, en la visita al Español. El Cádiz saca un meritorio empate, que pudo ser victoria, cierto, pero también derrota, y es que los pericos estrellaron dos balones a los palos.

Es en el partido en casa contra Osasuna, en el que seguramente la afición se fue más enfadada y decepcionada. Los rojillos vienen plagados de suplentes, con el sueño de la final de la Copa del Rey a la vuelta de la esquina, y los amarillos esperan recuperar su fortaleza en casa, ahora sí, después de haber caído contra Real Madrid y Sevilla. Pero contra una de sus peores bestias negras de la historia, los de Sergio vuelven a fallar y se ponen ellos la soga al cuello, invitando al resto de equipos a alcanzarles. El poquito colchón que se había conseguido se va al garete y hay que sudar sangre otra vez. Un raquítico punto de ventaja con el descenso.

Así que ahora sí, toca dar el do de pecho. Viene el Valencia, que por muy histórico que sea, está inmerso en la lucha por el descenso, con solo un punto más que el Cádiz. Por más nombre que tiene el rival, ya no hay margen de maniobra, hay que ganar. Y los amarillos vuelven a sacar su mejor cara. En un partido de infarto, en el que tras adelantarse 2-0, un fallo inexplicable de Ledesma permite recortar distancias a los ches, la segunda parte se hace eterna hasta que el colegiado pita el final. Tres puntos de oro, de platino, que pueden (y lo harán) marcar una salvación. La foto de Escalante (que volvía en ese partido para demostrar de nuevo que era fundamental, con gol incluido) aporreando un bombo en el Fondo Sur que los propios jugadores han comprado, es una de las imágenes de la temporada.

Tras el esperpento de partido en el Metropolitano, tirado a la basura por el técnico antes de subirse al avión (las rotaciones masivas mandaron un mensaje claro a la plantilla de que no había nada que hacer, ante, es cierto, un Atlético en su mejor momento, con números para ser campeón). De nada sirvieron esas rotaciones para evitar la enésima derrota en Mallorca (otro campo maldito para los amarillos) días después, gastando así uno de los cinco cartuchos que quedan hasta el final de liga.

Viene ahora sí, la final de las finales, en la que recibiremos al Valladolid en casa. Después de ese encuentro quedarán solo tres jornadas. Los dos equipos están empatados a 35 puntos, uno solo por delante del Getafe, que marca la zona de la quema. Con los duelos directos que quedan, el que pierda en este choque se va a quedar muy tocado y con sus posibilidades muy mermadas. Los amarillos responden en casa y cuajan un partido fenomenal, liderados por un majestuoso Bongonda que con sus dos goles, culmina su proceso de crecimiento infinito y da una victoria que pone el objetivo ya a tiro.

Tras una nueva jornada intrasemanal fuera de casa ante un rival superior (el Villarreal en este caso) en el que equipo amarillo apenas tiene opciones, está claro que la permanencia pasa por el Nuevo Mirandilla. Ha llegado la hora de la verdad, en la penúltima jornada, en la visita de un Celta que, sin comerlo ni beberlo, se ha convertido en rival directo por la permanencia cuando parecía que no estaría en esa fiesta.

En otro partido redondo de los amarillos en casa, la jugada de locos que hace Escalante para servir el gol en bandeja a Sobrino, deja al Cádiz prácticamente en Primera. De hecho hubo que estar haciendo muchos cálculos varios minutos acabado el partido para confirmar que todavía había que ir a la guerra en la última jornada, ya que por momentos se celebró (erróneamente) la permanencia. Pero solo una combinación diabólica de resultados en muchos campos, unido a una derrota en Elche, podía dar con nuestros huesos en Segunda.

Otra vez el Elche y su estadio serán definitivos en los designios cadistas. El equipo ilicitano hace tiempo que está descendido, pero en su despedida de la categoría, está rindiendo mejor que nunca y luchando con dignidad por todos los puntos que pueda sacar. Por si acaso, el Cádiz hace los deberes y saca, aunque con muchas dificultades (hasta tres goles le fueron anulados a los franjiverdes) un punto que le vale para no tener ni que estar pendiente de otros campos (que también le hubiera valido), confirmando, ahora sí, otra permanencia más. Como hemos dicho, otro milagro más.

La temporada termina con la retirada y despedida de un mito de la anterior década como Jon Garrido, y por fin, la esperada renovación de Sergio González, que se demoró mucho más de lo debido, y que por momentos parecía que no iba a darse por las palabras de Vizcaíno y como las había gastado el presidente en ocasiones anteriores, pero la cordura se terminó imponiendo y se anunciaba por fin la continuidad del artífice de las dos últimas permanencias.

En Copa, el equipo amarillo volvió a suspender con una cagada monumental e inaceptable. Esta es sin duda una asignatura que en los últimos años el Cádiz está dejando pendiente y se está equivocando con esa estrategia. La misma edición de este año, con el Rayo llegando a semis y el Osasuna disputando la final, demuestran que puede ser una vía de esperanza e ilusión para los aficionados sin que por ello se merme el rendimiento en liga (ambos equipos mencionados sobrepasaron sus aspiraciones iniciales). En este caso, el Cádiz se dejó remontar en los momentos finales un partido que tenía ganado por el Real Unión de Irún, un equipo que ocupaba puesto de descenso a 2RFEF en el momento medirse al Cádiz. Inexplicable e imperdonable, por mucho que Sergio suplicara clemencia con él y los suyos. El escudo hay que cuidarlo también en estos campos, porque a la afición obviamente le duele.

CREACIÓN FICHA: 30/06/2022

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 08/07/2023

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