Jerezano por accidente, aunque gaditano desde su primer día de vida, se formó en los escalafones inferiores del club, hasta que terminó siendo fichado por el Sevilla, jugando en su filial durante cuatro temporadas. A partir de ahí comenzó un periplo por distintos equipos (Osasuna, Irún, La Hoya...) hasta que finalmente, en el mercado invernal de la campaña 2014-15, regresa al equipo en el que se formó.

Ambidiestro, suele desenvolverse por la mediapunta o en cualquiera de las dos bandas como extremo. Cuando llega a Cádiz, es el máximo goleador de La Hoya, con nueve tantos.

En su primera media campaña en Carranza, le toca asumir un papel de, lo que en baloncesto se llamaría, sexto hombre. Claudio cuenta con él, sí, pero no termina de tener regularidad. Combina salir en el once inicial, con no aparecer en el césped. Igualmente, su juego no termina de asentarse, aunque casi siempre se le ven detalles de calidad. Cuando llega la hora de la verdad, en el playoff, se ve definitivamente que es un jugador de segunda fila para Claudio. Sólo confió en él como medida desesperada: cuando agonizaba el duelo en casa contra el Oviedo (aquello no lo arreglaba ni Messi vestido de amarillo) y como titular frente al Bilbao Athletic en casa, después del esperpento de San Mamés.

Consumado el drama de no ascender pese al campeonato liguero, Hugo es uno de los elegidos a quedarse, a dar un paso al frente cuando se produce el exilio masivo de los pesos pesados del vestuario, especialmente en ataque. Y así parece que empieza el gaditano: su gol en Murcia da el pase copero, en liga no para de poner asistencias de gol a sus compañeros, frente al Villanovense hace un tanto de bandera (como sentó al defensa con un simple control)...Vive sin duda un momento dulce. Pero le dura poco, entra en un bache de juego, y Claudio lo manda varias semanas a la grada. Sin contemplaciones.

El gaditano acusó el golpe, y a pesar de que el técnico lo recupera para el tramo final de la primera vuelta (siendo titular muchas veces), no termina de entrar en juego, le falta confianza. Su último partido sería en casa ante el Jaén, en el que cayó lesionado tras una entrada asesina de un rival, consentida por el árbitro. Pero esa lesión no habría de cambiar el que ya era su destino, que era salir del club amarillo para dejar paso a la oleada de nuevos fichajes que llegaban a Carranza. Salía cedido con destino a Pontenvedra.

Lo que parecía un hasta luego, termino convirtiéndose en un adiós. Con el ascenso del equipo a la división de plata, el gaditano se reincorpora a los entrenamientos en pretemporada pero parece claro que ni Cervera, ni el clan Pina-Cordero, tienen pensamientos de contar con él para el nuevo proyecto. Finalmente, acabaría rescindiendo su contrato para marcharse al Mérida.

Foto: portalcadista.com