Pues parece que aquí termina la (deshonrosa) temporada 2024-25 para el Cádiz CF. Los amarillos, a pesar del dopping financiero que permite la liga a los equipos recién descendidos en su primer año en tal condición, han estado mucho más cerca de abandonar la categoría por abajo que por arriba (la mejor clasificación fue un noveno puesto en la jornada 31). No vamos a repasar otra vez aquí la cantidad de tropelías que se ha cometido con una plantilla cada vez más debilitada con cada ventana de mercado que pasa. De aquellos polvos estos lodos, y la afición cadista se tiene que dar con un canto en los dientes tras ver esos 49 puntos en su casillero, que aseguran virtualmente la permanencia en Segunda. Para eso hemos quedado.
La victoria cadista, por supuesto por 1-0 (no vaya a ser que nos confíemos y veamos algo de espectáculo) fue tan justa como poco vistosa. El Sporting tampoco es que esté para tirar cohetes, y los locales anduvieron más rápidos y listos para ponerse por delante en el marcador y luego manejar el tiempo del partido. Y muy poquito más. No habrá peleas mañana por hacerse con el vídeo del encuentro. Salieron mucho más enchufados los de Garitano (que cambió a la mitad del equipo con respecto a Burgos), asumiendo el papel de anfitriones, y apretando a su rival en la salida de balón. Roger Martí se quedó con las ganas de fusilar al portero rival cuando un defensa le quitó el cuero en el último momento (tras un gran servicio de Melendo), inaugurando así el capítulo de ocasiones.
Y no mucho después, el gol cadista. Chris Ramos, tras ganar muy bien su posición en un pase en profundidad, se preparó el balón para ejecutar sin piedad y mandar un trallazo ante el que nada pudo hacer el excadista Rubén Yáñez. El duelo empezaba de la mejor manera posible. Parecía que el viento iba a seguir soplando a favor, cuando solo tres minutos después el punta gaditano estuvo a muy poquito de redoblar la distancia (a centro de Climent, que cuajó otra excelente actuación), con su disparo fue taponado por un zaguero rojiblanco.
Pero la alegría le duró poco al gaditano, que al poco tenía que dejarse caer en el césped lesionado, dejando su sitio a Sobrino, que se sumó a Roger en la punta del ataque. Ese incidente alteró el devenir el choque, y los asturianos dieron un paso al frente, aunque no fue hasta casi el último segundo del primer tiempo cuando tuvieron su ocasión más clara, en un balón centrado desde la derecha que luego nadie acertaba a despejar, a un escaso metro de la línea de gol. Carranza respiró aliviado cuando por fin Kovacevic lo mandaba a Cortadura.
El segundo acto fue de esos que seguramente adoran los entrenadores (sobre todo el que va ganando) pero para el respetable fue un bocadillo de alfajores. Los cadistas se limitaron a defender bien, contemporizar, y el Sporting no fue capaz en ningún momento de meter la quinta marcha. El meta visitante pasó a engrosar la lista de espectadores, y David Gil algo de trabajo tuvo, pero siempre con todo bajo control. Un entrenamiento casi.
La única vez en que estuvimos cerca de hacer el segundo fue en una internada de Climent en el 65, en la que se quedó totalmente solo, pero estuvo muy desacertado en el pase, buscando a un compañero en el área muy encimado, cuando Alcaraz venía como un avión desde fuera de la caja.
Durante todo el segundo tiempo los gijoneses monopolizaron la posesión, pero lo que se dice llegadas con claridad, no hubo apenas. Abajo la zaga (en especial Kovacevic, de largo el mejor de la plantilla en este tramo de la temporada, sino en todo el ejercicio) se manejaba bien, y cuando no, el guardameta se mostraba muy seguro también. Así que los minutos, los cambios y los relevos iban pasando, sin que nada ocurriera digno de mención.
Cuando ya todos hacíamos las cuentas de la victoria, en el descuento, Sobrino hizo un pase atrás con todo el rival presionando, y eso obligó a Diakité a hacer una falta peligrosisíma al borde del área. La victoria bien pudo irse al traste, pero afortundamente, el lanzamiento pegó en la barrera, y todo quedó en un susto.
Así pues, victoria bien recibida tras un partido del que mañana ya no se acordará nadie, igual casi que esta temporada. Un castigo que esta afición no se merece, o quizás sí, por dejar a su presidente que haya hecho de este club su particular cortijo con entramados de empresas y sueldos totalmente desorbitados. El fútbol moderno.
Foto: cadizcf.com