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El fantasma de Julián Rubio

12 de abril de 2025

Ficha en la web:
Cádiz - Elche (2024-2025)

Pues sigue el Cádiz dejando pasar trenes para engancharse a la vida, y al final, va a terminar marcándose un "Julián Rubio" (hay que tener algunos años para entender este chiste sin puñetera gracia). La incapacidad absoluta de sus delanteros (dos goles en los últimos cuatro partidos) hará que mañana tengamos que estar todos pendientes del Eldense-Sporting con el corazón en un puño. Como a los alicantinos se les ocurra ganar, los asturianos marcarán el descenso, a tan solo cuatro puntos de distancia. Da auténtico pavor solo escribirlo.

Y lo más grave es que uno no sabe que es lo peor cuando se sienta a ver a su equipo en estos días. Porque hoy los de amarillo lo intentaron, no fue falta de actitud como otras veces, sino de aptitud. Y si ni poniéndole ganas llegan los goles, no queda otra que quedarse más preocupado casi que si esto estuviera pasando porque no quieren. Chris Ramos aún las tiene (aunque el pobre hombre está negado de cara a gol) pero ver a otros como Roger o Carlos Fernández (hoy es de justicia reconocerle una ocasión clarísima que ahora contaremos, pero vamos ya para 35 jornadas sin que el sevillano haya visto puerta) es para tirarse de los pelos, el que tenga.

Cádiz y Elche empezaron el duelo midiéndose de poder a poder, sin que ninguno ejerciera papel de local. El conjunto ilicitano va lanzado a la Primera División, y no tiene miedo de nada. Saltó al ring a pegarse con el Cádiz, que ahora mismo te aguanta un asalto o dos, pero no el combate entero. Y avisaron pronto los visitantes, primero en el minuto 10 con una ocasión clarísima en un balón que se paseó por el área y que no fue remachado a la red por milímetros, y en el minuto 17, cuando si terminó llevando el cuero al fondo de las mallas, pero que el VAR impidió que subiera al marcador por apenas unas pulgadas. Le sacó del aprieto la maquinita al Cádiz en esta ocasión, pero ya estaba avisado.

El dominio franjiverde no cesaba, y en el minuto 21 Kovacevic le quitó el gol a Mourad de las botas cuando tenía ya vencido al guardameta cadista. Se mascaba la tragedia y los gaditanos estaban obligados a reaccionar, como así lo hicieron. Fue Sobrino el que se vistió de revulsivo y con un par de jugadas, despertó a los suyos. Primero intentó, aunque sin éxito, acertar desde bastante lejos a una mala salida de Dituro que dejó su puerta descubierta, y luego dos minutos después el 7 amarillo realizó la mejor jugada del partido, tras anticiparse para robar una pelota, penetrar en el área y dejar solo de un taconazo de ensueño a Chris Ramos. El disparo del punta gaditano dio primero en el meta y luego en el palo, para que la pelota volviera a las manos del arquero. Verdadera mala suerte en lo que sin duda, mereció haber acabado en gol.

Fueron los mejores minutos de los de Garitano, que siguieron acumulando ocasiones, pero sin encontrar portería. Los disparos de Ontiveros, Chust y Alcaraz (los dos últimos ya en el descuento) se encontraban siempre con la oposición de Dituro, uno de los futbolsitas punteros del encuentro.

Las buenas intenciones locales continuaron tras la reanudación. Lo dicho, hoy no fue por falta de ganas ni de esfuerzo. Con un Diakité excelso en la recuperación y pase (es difícil explicar porque Garitano lo sustituye siempre tan pronto, siendo un futbolista tan joven que debería tener gasolina para aguantar los 90 minutos), el Cádiz era capaz de  En el minuto 55 la enésima jugada conducida por el centrocampista africano se abrió a banda derecha, donde la insistencia de Iza permitió que se llevara la pelota y centrara para que Sobrino cabeceara demasiado manso, de nuevo a las manos del portero.

A partir de aquí, el Cádiz empezó a perder comba, y a mostrar las costuras. El líder olió sangre, y a por su presa que se fue. La carretera se empezó a empinar, y terminó ocurriendo lo inevitable. En el minuto 65 Álvaro Núñez, en un disparo en semifallo, mandaba el balón a la escuadra de un David Gil que absolutamente nada podía hacer ante semejante colocación. Se ceñían nubarrones en Carranza, y no tenía pinta de que fuera a escampar.

Con todo, el Cádiz, a falta de calidad, sacó orgullo y casta e intentó, ya más a la desesperada, sacar al menos un punto. Lo tuvo a su alcance cuando el minuto 70 Chris Ramos cabeceaba a gol un córner. Pero De La Rosa se empeñó en empujarla en línea de gol (cuando el cuero ya entraba) y le puso en bandeja la decisión al VAR. Tocara mucho, poco o nada el balón, el onubense no debió nunca ir por ese esférico.

El Elche se quedó más a verlas venir, y esperar que los amarillos dejaran los inevitables huecos atrás para intentar aprovecharlos. Tuvieron sus ocasiones, la más clara en una falta directa que David Gil salvó milagrosamente. El carrusel de cambios del técnico local renovó las energías, pero ahí nadie hacía un gol. Carlos Fernández fue el que anduvo más cerca de conseguirlo, pero su cabezazo cruzado fue sacado in extremis y de chilena por un zaguero alicantino. Ahí murió la jornada 35 para los cadistas.

Y aquí estamos, con 45 puntos y siete partidos por delante para intentar ganar al menos dos veces más. En esta dinámica tan mala, es imposible no ponerse a temblar, y parece que dependeremos más de la impericia de otros que de nuestras capacidades. Que acabe esto cuanto antes, por favor.