27 de septiembre de 2023
Ficha en la web:
Auténtico suplicio el que han sufrido los espectadores hoy que acudieron al Nuevo Mirandilla, que se tuvieron que tragar un partido más feo que una nevera por detrás. Bronca y pelea sí, pero fútbol y calidad...nada de nada. Una ocasión clara tuvo cada equipo en todo el duelo, y al final, como cambía esperar, el marcador no se movería. No es mala cosa seguir sumando, cuando es obvio que no se puede ganar.
Los cambios que introdujo Sergio González para gestionar la mayor carga de partidos de esta semana no afectaron, como sí ha pasado otras veces, al desempeño final de sus pupilos. Maxi Gómez entraba por Chris Ramos, y el uruguayo, aunque tiene que corregir su manía de estar casi más tiempo en el suelo que de pie, fue el que más movilidad mostró en el primer acto, siendo el único que generó algo de peligro.
De hecho, la mejor ocasión cadista de largo del encuentro la fabricaba el charrúa, tras una internada por la derecha, en la que centró a Roger que de haber medido cinco centímetros más, hubiera conectado con el cuero para mandarlo a la red. Pero no llegó y vio como la pelota se paseaba por delante de la línea de gol.
Fue lo poco que hubo que echarse a la boca en la primera parte, en la que es verdad que el dominio territorial fue amarillo, pero que no cristalizó en jugadas de peligro. El Rayo, muchísimo peor, apenas apareció por el área de Ledesma.
Las fuerzas se equilibraron en la segunda mitad, en la que el conjunto franjirrojo estiró líneas y mostró mejores maneras, pero sin mayores alardes. El Cádiz sufrió más, a medias por méritos del contrario, a medias por sus fallos defensivos y sus desesperantes imprecisiones a la hora de sacar el balón. Según avanzaban los minutos, los amarillos se alejaban más de la portería, y la sensación de peligro la daban los madrileños, que sacaban faltas y córners que llevaban el miedo a la grada.
Tuvo su ocasión el Rayo en un disparo de Isi (hay que agradecer a Francisco que no lo sacara hasta entrada la segunda parte) al que Ledesma, SIEMPRE Ledesma, respondía con un paradón excepcional. La contestación la tuvo Sergi Guardiola (que reaparecía así tras su lesión) con un centro chut que Dimitrievski rozó con los dedos para desviar a cóner (que no se pitó).
Y pare usted de contar. Al final fue el Rayo el que vio una tarjeta roja (estaba claro que no podían terminar ambos equipos con once) pero ni siquiera eso tuvo incidencia alguna en el partido. Lo dicho, para olvidar cuanto antes. A ver si el domingo en el Metropolitano se puede pescar algo.
Foto: cadizcf.com