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Otra incomparecencia en San Mamés

16 de septiembre de 2023

Ficha en la web:
Ath. Bilbao - Cádiz (2023-2024)

Históricamente, la Catedral ha sido siempre un campo de tortura casi para el Cádiz, y hoy no fue la excepción. Pasados los dos milagros consecutivos de la pandemia, las apariciones cadistas en el templo bilbaino se cuentan por desastres, siendo hoy otro ejemplo, como ha solido pasar históricamente. El cuadro amarillo hoy simple y llanamente, no existió sobre el césped.

Ya empezaba mal la cosa con la alineación de Sergio, que no renunciaba a sus dos delanteros, cuando estaba claro que hoy iba a tocar sufrir y estar en inferioridad. La entrada de Sobrino por la izquierda no ayudó en absoluto tampoco, reduciendo a casi cero las posibilidades de construir jugada con un mínimo de toque y calidad.

Desde el primer minuto se vio que aquello pintaba a desastre salvo intervención divina. Y las hubo. Porque realmente era imposible de creer que a la hora de juego, todavía el marcador fuera de empate a cero. La presión local era asfixiante, y el cuadro amarillo no podía pasar de la medular. Unai Simón podría haber salido con un libro para leer, que no nos hubiéramos enterado.

El asedio era total, y claro, las ocasiones se empezaron a suceder una tras otras. Hasta dos veces mandó el balón al travesaño el rojiblanco Sancet, que se ve que quería seguir aumentando su cuenta goleadora contra nosotros, después del roto que nos hizo la pasada campaña. Pero si clara fueron sus ocasiones, no digamos la que saca Iza bajo palos, cuando ya todo el estadio cantaba gol. Nadie se lo podía creer, ni propios ni ajenos.

Llevábamos entonces una hora de juego y era evidente que o cambiaba algo, o el Athletic encontraría el camino al gol más pronto que tarde. Sergio no tuvo más remedio que aceptar la situación y hacer tres cambios de una tacada, metiendo, demasiado tarde ya, a los jugadores verdaderamente talentosos en el campo. Machis, Maxi Gómez y Robert Navarro pasaban a liderar el ataque.

El catalán, nada más entrar, el día de su debut con nuestra camiseta, daba la única buena noticia del día, realizando la primera jugada de mérito de los visitantes en ataque, para dejar un balón franco a Maxi Gómez que, con todo a favor, pegó mordido al balón para que llegara manso a las manos de Unai Simón. Hubiera sido de lo más injusto, pero de historias así está llena el fútbol.

Aunque de lo que más está llena es de lo que terminaría pasando, y es que la lógica se impone. Desaprovechada la única bala cadista, la tromba vizcaína se hizo ya incontenible. En dos minutos, los bilbainos asestaron los dos golpes mortales. En el primero, Ledesma, que tantos puntos ha salvado, falla estrepitosamente en una salida por alto, dejando pasar un balón que Guruzeta remataba al fondo de la red a placer. Sin tiempo para digerirlo, es ahora Escalante el que comete un error garrafal, en un despeje desastroso que habilita a Villalibre, que en lo que hubiera sido posición de fuera de juego, cabecea a placer. Hasta ahí llegaban las ayudas de la Virgen del Rosario, que más ya no pudo hacer.

El resto del tiempo fueron ya minutos de la basura, teniendo el Cádiz alguna que otra ocasión reseñable, aunque llegaban ya demasiado tarde. La ley del fútbol de que el que perdona la paga, se volvía a cumplir en el minuto 90 cuando Iñaki Williams respondía a los errores cadistas con el tercero, que cerraba la cuenta.

Encuentro desastroso del que nada bueno se puede sacar, salvo la irrupción de Robert Navarro, y que tiene que servir para mostrar una muy mejorada versión en Heliópolis.

Foto: cadizcf.com