Que sufrimiento. De verdad, esto es un sin vivir que no estará recomendado para nadie. Pero esto no se elige, te viene ya dado, y no se puede renunciar a lo que uno es y siente. Y lo que hoy sentimos es una alegría inmensa porque ayer se confirmaran los buenos pronósticos que ya traía el Cádiz, que dependía de sí mismo y que si fallaba, necesitaba muchos resultados adversos. Pero ni eso hubo que mirar: Escalante con su gol (que final de temporada), Ledesma con sus paradas increíbles, y el VAR esta vez sí actuando de forma correcta permitieron que se sumara el empate, el resultado mínimo que hacía falta.
Desde el principio se veía que era uno de esos días que el fútbol iba a estar con nosotros. Encontró pronto el gol el cuadro amarillo, que salió muchísimo más enchufado. A los diez minutos ya mandaba, con un gol de Escalante, que desvió un obús de San Emeterio, que también tenía pinta de entrar.
El 0-1 quizás llegó un poco pronto, y el equilibrio del partido se fue ahora cayendo hacia el lado local. Tanto es así que los ilicitanos hicieron hasta dos tantos que fueron correspondientemente anulados por el VAR, ante la incapacidad del árbitro linier. Por si no estuviera haciendo suficientes méritos el cuadro alicantino, el Cádiz se tiraba balazos en el pie: en el minuto 34 una pésima cesión de Meré dejó solo a Lucas Boyé, que se encontró con un Ledesma que se abrió como un águila para sacar una pelota que ya se iba para dentro. Para bajar a abrazar al argentino.
Poco después se dio la situación contraria en la otra portería, cuando una gran jugada de Bongonda es rematada fuera a puerta vacía por el Choco Lozano, que llegaba algo forzado al remate en plancha.
Más fácil lo tuvo Tete Morente en esa portería, ya en la segunda parte, cuando en otro balón llegado desde la izquierda, sin portero ya, remató algo cuando lo más fácil hubiera sido tirarla dentro. Lo dicho, era nuestro día.
Los constantes problemas y errores defensivos terminaron por dar de sí en el minuto 71, cuando ahora sí, el Elche marcaba un tanto que subía al marcador, de nuevo un centro rematado de cabeza demasiado cómodo por el atacante rival. Las dudas empezaron a multiplicarse en los visitantes, que Sergio González intentó compensar metiendo más y más jugadores defensivos. Fali, Jose Mari y Momo salieron en la segunda parte para terminar con una defensa de cinco.
Veinte minutos (más cinco adicionales) agónicos que fueron pasando muy despacio pero que se terminaron consumiendo sin que se moviera el marcador, para locura de la afición, en Elche y Cádiz, y de la plantilla, que celebraba una permanencia que como todas, es un verdadero milagro.
ESE CADI OE!
Foto: cadizcf.com