06 de enero de 2023
Ficha en la web:
Partido inmenso de todo el equipo del Cádiz, definición total de actuación coral, que dadas las limitaciones que tiene esta plantilla, es la única fórmula que tiene para ganar. Los amarillos dieron la sorpresa al imponerse en Mestalla (segunda vez en toda la historia) con un encuentro sustentado por un sistema defensivo que sonó a la perfección, ni un solo fallo. Regalo mayúsculo de Reyes para la afición, que aún así, no deja de pedir refuerzos a la directiva. Porque siguen haciendo falta.
Ejecutó como decimos el Cádiz su sinfonía a la perfección, sustentados por una zaga colosal y una medular fortísima. No solo eso, sino que además, era el único que encontraba el camino hacia el portero contrario. Apenas se llevaban ocho minutos de juego cuando Sobrino, tras colarse hasta el mismo corazón del área, ponía la pelota franca a Alcaraz (que partido el suyo, no en vano fue elegido MVP) que llegando desde atrás fusilaba a Mamardashvili. Imposible empezar mejor.
Pero es que los visitantes no se quedaron ahí. Suplieron la superior técnica de su rival con un ordenamiento defensivo a prueba de bomba, y comandados por un Choco Lozano que fue una verdadera pesadilla para sus marcadores (imposible contar cuantos balones bajó para dar aire a los suyos), fueron los únicos que tuvieron ocasiones en la primera parte. Pudo repetir Alcaraz de forma casi idéntica pero ahora asistido por el hondureño desde la izquierda, pero esta vez su remate se fue alto. Y ya al borde del descanso, de nuevo el punta catracho volvía locos a cuanto valencianistas salían a su paso para terminar probando al portero desde fuera.
En la segunda parte, obvio, cambió el decorado. con el cuadro che presionando muchísimo más y haciendo que Fali y Luis Hernández (imperiales ambos) se tuvieran que multiplicar por doquier. No le iban a la zaga Alcaraz y San Emeterio, así como el Pacha Espino, que ayudaban a achicar agua, porque había mucho que tapar. Pero lo cierto es que el dominio local no se traducía en ocasiones de verdadero peligro, aunque es verdad que no paraban de llegar centros desde todos los ángulos posibles, y tantos saques de esquina que perdimos la cuenta.
La ocasión más clara la tuvo el capitán valenciano, Gayá, con un acción de muchísima calidad en la que se preparó una volea que obligó a Ledesma a realizar la parada de la noche. Aparte de eso, el guardameta argentino nos regaló una masterclass de como dar tranquilidad por arriba cuando más lo necesitaban los suyos. Ni un error, ni un atisbo de duda, ante el bombardeo al que fue sometido.
Los minutos fueron pasando y pese a la tensión vivida, y a varias acciones polémicas (podríamos reclamar varias cositas raras al colegiado, y seguro que los locales piensan lo mismo), no hubo que lamentar incidentes. El Cádiz fue dejando morir el partido hasta que llegó a la orilla. Eso sí, pagó una factura, otra vez, altísima. Nos dejan muy preocupados esas imágenes de Jose Mari llorando de dolor, teniendo que ser retirado en volandas por los médicos, porque no podía ni andar (una acción que seguro mereció una tarjeta más oscura para el atacante valencianista). Esta desgracia posibilitó por otro lado el debut de Diarra, que dejó algún detalle interesante.
Tres puntos que nos ayudan a sacar la cabeza del fondo, pero que no deben impedir que sigamos viendo el bosque: hay que echar el resto para elevar el nivel de esta plantilla. Sigue siendo evidente (y ahora que hemos perdido efectivos, más aún) que con este plantel no da para salvarse.
Foto: cadizcf.com