Si el Cádiz continúa en esta racha, va a tener imposible salvar la categoría. Un revés en forma de penalti (injustísimo) a los cinco minutos...y a la lona. El Cádiz tocó zafarrancho de combate durante 85 minutos, y se volcó sobre la portería rival, pero lejos de conseguir el empate, terminó viendo como el equipo rival sentenciaba después de un número de circo impropio de un Primera División. Con esta debilidad en las dos áreas, no habrá nada que decir en mayo.
No dio tiempo casi a sentarse cuando el ínclito Alberola Rojas empezó su retahíla de errores, señalando una pena máxima contra el Cádiz por un levísimo contacto de Alarcón sobre Joselu, que como siempre, lo exageró. El mismo colegiado, el mismo, que en ese área no pitó el arrollamiento de Foulquier sobre Perea.
Tocó al Cádiz cambiar la dirección del partido y el plan del mismo, una vez que, de nuevo, el planteamiento inicial no servía porque el contrario se había puesto por delante. Supo rehacerse el Cádiz y jugar "contra natura", haciéndose dueño del balón ante un Alavés que tomó el papel de víctima (el constante fingimiento de faltas por parte de Joselu, para mirarlo).
Pero si bien el cuadro de Cervera le ponía todas las ganas del mundo, una semana más, la inoperancia ofensiva quitaba la ilusión al más optimista. Mucha posesión, mucha voluntad, pero lo que se dice ocasiones de peligro...ninguna. Los córners iban cayendo a nuestro favor, pero no conseguíamos siquiera rematarlos. Un equipo como el Cádiz, inferior en plantilla a sus rivales, debería aprovechar la estrategia para nivelar la balanza, y no como está pasando este año, para sufrir también en este apartado.
En la segunda parte se vivieron los mejores minutos del conjunto amarillo, que impuso un ritmo altísimo nada más salir del vestuario. La entrada de Jonsson y Alex Fernández dio nuevos bríos a los locales, liderados por un Perea en estado de gracia en el ataque. Ahora sí, el equipo encontró a Negredo en alguna ocasión o el mismo Perea se buscaba las suyas, como cuando en el minuto 62 casi aprovecha la cesión fallida de Ximo Navarro (pero Laguardia sacó el cuero en la misma línea).
Los cambios de Calleja sin embargo, revitalizaron a la escuadra vitoriana, que fue ganando enteros con el paso de los minutos. Ahora costaba más ver a los delanteros amarillos, y sin embargo, cuando veíamos a los blanquiazules, volvía a haber sensación de peligro. Las ocasiones cadistas, se espaciaban más y más en el tiempo.
El Cádiz acabó con más posesión que su rival (habría que mirar cuando fue la última vez que eso ocurrió) pero...fue el Alavés quien marcó de nuevo, aprovechando el número de la cabra perpetrado entre Haroyan (si juega el armenio, como será el nivel que ofrecen en los entrenamientos Mauro o Cala) y Ledesma. El Alavés solo había marcado dos goles en Carranza una vez, hacía 40 años.
Se desangra el Cádiz víctima de sus errores en las dos áreas, lo único poderoso que tenía el año pasado, el excelente rendimiento en ambas (sobre todo en la ajena, para las pocas veces que la pisaba). Tiene el equipo que volver a encontrarse en ese aspecto, o será cuestión de tiempo entrar los puestos de descenso.
Foto: cadizcf.com