21 de febrero de 2021
Ficha en la web:
El Cádiz volvió a escribir una página brillante en su efemérides, de esas que serán de más leídas en el libro de nuestra historia, con todas sus desgracias y hazañas, siendo esta página nueva, de esta última categoría. El conjunto amarillo, contra todo pronóstico, sacó un punto del Camp Nou (algo que solo había ocurrido otra vez, y fue hace nada menos que 43 años), y lo más importante, sumó un poquito más en esta carrera por la permanencia.
Porque la épica está muy bien y no hay que dejar de contarla como tal, pero lo que de verdad ha hecho el Cádiz hoy, lo que cuenta, es que ha conseguido un punto más, quemar otra jornada, y distanciarse un poco más de la zona que abrasa y que nadie quiere pisar.
Lo que ha conseguido hoy también el Cádiz es romper una racha pésima de resultados, que no por más comprensible, estaba dejando de afectarnos a la moral de todos, jugadores, club y aficionados. Insuflar de moral a una plantilla que necesitaba como el comer una alegría de este calibre después de estar un mes recogiendo balones de su portería cada diez minutos. Una alegría así antes de enfilar el mes de marzo, en el que el Cádiz, de forma casi definitiva, va a determinar si el año que viene seguirá visitando estadios como el de hoy.
Desde luego que el partido deja innumerables hechos que son dignos de mencionar. Los de Cervera no se complicaron la vida y continuaron con su receta de cerrarse atrás. Ante este rival y un campo de estas dimensiones, con esta plantilla...otra cosa, como dijo Alex Fernández al terminar, hubiera sido un suicido anticipado. Así, el Barcelona tuvo la posesión hasta un 80%, un continuo monólogo que dejaba ocasiones aquí y allá, haciendo presuponer que la goleada iba a ser otra vez, muy abultada. Sin embargo, pasaban los minutos y no se abría la lata. Para desgracia cadista, lo vino a hacer de la forma más "tonta", cediendo un balón atrás que acabó en un penalti a la limón entre Iza y Salvi. Un penalti para Messi, que no desaprovechó el regalo.
Para echar más sal a la herida, el Cádiz desaprovechó, casi a reglón seguido, una de las pocasiones ocasiones que iba a tener en el partido (de hecho solo hubo otra más), en un centro de Salvi que Sobrino, sin portero, no acertó a conectar. Así se fueron los equipos al descanso. Pero al volver, el Barcelona, visto lo fácil que parecía la empresa, y sumido tamibén en sus propios problemas, aflojó, y de que manera, la intensidad. El Cádiz no se volvió loco y se mantuvo en su sitio, esperando que en algún momento, se abriera una rendija por la que colarse.
Parecía que todo sin embargo, quedaría como estaba, y cada minuto que pasaba, más rabia daba haber encajado el gol de la manera que se había hecho. Hasta que ya casi en el descuento, se obró el milagro. Por fin, después de 24 jornadas, nos señalaban un penalti a favor. No fue, ni mucho menos, el más claro que nos han hecho, pero tampoco se podía escandalizar nadie porque fuera señalado.
Llegó con tal suerte que Alex estaba en el campo...y nuestro pelirrojo no falló. Empate. Empate que sabe a gloria.
Disfrutemos todos, los jugadores los primeros, de esta hazaña épica. Pero lo más importante. Es un punto más. Es un punto menos.
Foto: cadizcf.com