La semana pasada recórdabamos la participación copera del Cádiz en la campaña 89-90, la mejor de su historia en el torneo del KO, al alcanzar semifinales. Un año antes, los amarillos estuvieron a punto de lograrlo también.
Tras un inicio horrendo de liga, el austriaco Senekowitsch era sustituido por David Vidal. Este, como es lógico, se centró en la liga, pero no le hizo ascos a la Copa.
En la primera ronda los amarillos se deshicieron con relativa facilidad del Lleida, si bien es cierto que en el partido de vuelta en Carranza sólo se pudo empatar con el cuadro catalán, que militaba en inferior categoría. Sánchez Pose, que luego formaría parte de la plantilla amarilla, le hizo tres goles (todos los que marcó el rival) al que sería su equipo.
A continuación llegó todo un Betis, al que se eliminó por penaltis tras empatar ambos choques. Eulalio Mora, paraguayo que fracasó rotundamente en el Cádiz, tuvo su momento de gloria al hacer el doblete en el Villamarín que permitió llegar a los lanzamientos desde los once metros. Carmelo hizo anotó el tanto definitivo para avanzar a la siguiente ronda.
En la misma esperaba el Valladolid, otro Primera de su mucho potencial aquel año, brillantemente conducido por Vicente Cantatore. No en vano se plantaría en la final de este torneo y acabó sexto en la liga, casi nada. Con todo, los de Vidal plantaron cara al potente equipo vallisoletano, al que también obligaron a ir a los penaltis, tras perder 2-1 en Zorrilla e igualar la eliminatoria luego en Carranza tras vencer por 1-0.
El fútbol, con sus carpichos, quiso que el héroe de la anterior eliminatoria, Carmelo, fuera ahora el villano al errar el último lanzamiento que condenaba a dejar de soñar con mayores metas en esta competición.