13 de abril de 2016
El conileño de origen marroquí Khalok debutaba esta pasado domingo en partido oficial con el Cádiz, aunque como ya contamos, su debut no pudo ser más penoso: apenas a los dos minutos de entrar el futbolista veía la roja y tenía que irse a la ducha sin apenas haber sudado la camiseta. Un record para el extremo zurdo, aunque es cierto que tenemos otros jugadores en nuestra base de datos (recogemos expulsiones desde la temporada 78-79) que pasaron por un trance similar.
Empezamos por Héctor Yuste (ahora en las filas del Mallorca), que como tantos en las últimas temporadas, debutaba en la primera jornada de liga, campaña 2011-12. Uno de estos árbitros que gusta de erigirse en protagonista, Benjumea Alvarez, pitó tres penalties en contra a los amarillos, además de expulsar a dos jugadores: Pedro Baquero, y el referido centrocampista, que en el minuto 85 daba por concluido su primer partido vestido de amarillo.
Esa misma temporada, tres semanas después, el lateral zurdo Camille (que desde entonces ha jugado todo en Segunda, ahora en la Ponferradina) corría la misma suerte: minuto 87, Santos Caballero lo mandaba a la ducha antes de tiempo. Al menos, el cuadro cadista sumaba los tres puntos.
Alguien que habría de dejar claro cuál iba a ser su papel en el poco tiempo que estuvo en las filas cadistas fue Edison Torres. En la cuarta jornada del campeonato 2012-13, el centrocampista sudamericano debutaba como titular. Duró algo más de media hora sobre el césped, cuando fue expulsado por Vicente Moral. Mucho tuvo que ver para los pupilos de Monteagudo cayeran en el campo del Villanovense por 1-0.
Completa esta lista de dudoso honor el salmantino Kike López, en la jornada inaugural de la campaña 2013-14. Veintidos escasos minutos duró en el estadio Iberoamericano el día de su debut (como el de tantos otros compañeros). El tiempo que necesitó para ver dos amarillas (una por controlar con la mano, otra por una falta en el centro del campo). Aún así lo de Raúl Agné se las apañaron para sacar al menos un punto.
Una prueba para nuestro joven canterano de que puede pasarle a más gente, y que no debe por ello desanimarse.