Jugador formato en la cantera del principal equipo de su tierra natal, el Real Jaén, con el que llegó a juveniles. A partir de ahí, comenzó un periplo por diversos equipos (a mitad de ellos en Tercera): Martos, Úbeda, Alcalá, Poli Ejido B, Ontiyent, Burgos, Móstoles y finalmente, de vuelta a Jaén, para militar en el Mancha Real. En ninguno de ellos llegó a destacar de forma espectacular.

Sin embargo, tras dos años en el equipo mancharealeño, da ya sí, el salto, a la primera plantilla del Real Jaén, donde despegaría de forma colosal. En la medular del cuadro blanquillo, haría una primera temporada brillante (en la que los jiennenses se quedaron a las puertas del ascenso a Segunda), y una segunda ya estelar, donde fue uno de los pilares fundamentales, ahora sí, del retorno al fútbol profesional del Real Jaén. Parecía mentira que el equipo que hacía pocos meses se hubiera visto abocado a la desaparición, siendo noticiable a nivel nacional, por sus penurias económicas, que incluían desplazamientos en taxi ante la imposibilidad de encontrar un proveedor de autobuses que no aceptara pagos por adelantado. Espinosa, que participó en los 42 partidos de la temporada (incluyendo los playoff de ascenso), fue uno de los grandes responsables de este ascenso.

El salto a Segunda División (cuando hacía apenas dos años se batía el cobre en campos de Tercera) no le afectó en absoluto. De nuevo en la división de plata, Espinosa fue la brújula del conjunto del Santo Reino, de nuevo indiscutible (sólo dejó de jugar uno de los 42 partidos ligueros). Lamentablemente, aquello no fue suficiente para que el Jaén salvara la categoría.

De vuelta al fútbol de bronce/barro, la afición blanquilla contaba con el profeta en su tierra, y no dieron crédito cuando se anunció su fichaje por el Cádiz, muy disputado: costó mucho firmar a uno de los futbolistas con más cartel, que de hecho, dejaba en el camino alguna oferta de equipos de superior categoría.

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