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Escobar

Gaditano y cadista hasta la médula, Escobar será siempre recordado por su inquebrantable amor a nuestros colores. Con diez temporadas defendiendo el escudo a sus espaldas (en las que consiguió cuatro ascensos y tres Trofeos Carranza), este isleño dio en todos y cada uno de sus partidos lo máximo, se dejó la piel en el campo en sus más de 250 partidos de liga con el Cádiz. Disciplinado, ordenado y luchador nato, jamás dio un problema fuera del campo, donde fue siempre un ejemplo para sus compañeros. La afición cadista lo venera merecidamente por su profesionalidad y su sacrificio, pero su humildad y el que fuera un jugador de corte defensivo han hecho que no siempre tenga el sitio que se merece al recordar la historia del Cádiz. Y ya va siendo hora de que eso cambie

 

Internacional Juvenil con España (1975)

 

EQ. TEMP. EQUIPO CAT PJ G
76-77 CÁDIZ 2ªDIV. 1 0
77-78 CÁDIZ 1ªDIV. 14 1
78-79 CÁDIZ 2ªDIV. 36 4
79-80 CÁDIZ 2ªDIV. 37 3
80-81 CÁDIZ 2ªDIV. 20 1
81-82 CÁDIZ 1ªDIV. 24 3
82-83 CÁDIZ 2ªDIV. 34 3
83-84 CÁDIZ 1ªDIV. 23 0
84-85 CÁDIZ 2ªDIV. 38 4
85-86 CÁDIZ 1ªDIV. 31 2
86-87 ELCHE 2ªDIV. 40 2
87-88 ELCHE 2ªDIV. 6 1
88-89 CASTELLÓN 2ªDIV. 35 3
89-90 CASTELLÓN 1ªDIV. 25 0

 

Ricardo Escobar Palacios es alumbrado en San Fernando un 13 de junio de 1958. Casi desde el primer momento en que pudo tenerse en pie, el balón era su compañero de juegos. Un amigo de la familia les ofreció la posibilidad de probar para ingresar en el Cádiz Infantil, y el padre de Ricardo accedió. El joven isleño pasa con creces el test y es seleccionando, siendo así como Escobar comienza su carrera en el club de sus amores, cuando sólo cuenta doce primaveras.

Siempre como centrocampista defensivo, donde demostraba una casi insultante superioridad física y táctica respecto a sus compañeros de edad, Escobar fue escalando en las categorías inferiores, donde estuvo bajo las órdenes, entre otros, de Ramón, Jose Antonio Guerrero o Luis Escarti.

Con 16 años, formando parte del equipo juvenil, Escobar explota definitivamente como jugador, dejando claro que la promesa se ha hecho realidad, y que allí había jugador profesional para muchos años. La lista de logros de Escobar en su etapa como juvenil es interminable: comienza a entrenar con los “mayores”, contra los que juega siempre en el partidillo semanal de los jueves, jugó su primer partido con el primer equipo del Cádiz, participando en la Copa de Andalucía, donde Sabino Barinaga le da la oportunidad de disputar, junto a los profesionales de la primera plantilla menos habituales, sus primeros minutos. Además, es un habitual de la Selección Andaluza de la categoría juvenil. Un año más tarde ya debuta en Copa en Burgos, de la mano de Juan Arza.

 

Temporada 77-78 Cádiz - Castellón (78-79)

 

Aunque su mayor hito como canterano es sin duda su presencia en la selección nacional española juvenil, un dato seguramente conocido por pocos en la afición cadista, y es que como nos ocurre con frecuencia, buscamos antes los logros en los de fuera, olvidándonos de lo que tenemos delante de nuestras narices. El isleño siete partidos en el equipo techo para cualquier juvenil de España, repartidos en tres torneos: un torneo en Mónaco, la Copa de Europa de selecciones juveniles (disputado en Budapest en la que los de la roja quedaron en tercer puesto) y finalmente el Mundial de la categoría, disputado en Túnez, y en la que el gaditano fue el máximo goleador de su equipo.

Con estos mimbres, es evidente que su paso a convertirse en miembro de pleno derecho de la primera plantilla cadista es sólo cuestión de días. Así, en el año del primer ascenso a la máxima categoría, la temporada 76-77, Escobar firma por fin su contrato como profesional, teniendo incluso su momento de gloria, cumpliendo su sueño al debutar con la camiseta del Cádiz en liga el 6 de marzo de 1977 en Madrid, en la visita de los amarillos al Rayo, tras entrar en sustitución de Urruchurtu. La marcha de Botubot sin duda le acercó más aún a lo que de todas maneras iba a llegar tarde o temprano.

La cabeza le da vueltas a Escobar, que se ve siendo parte de un grupo, como uno más, al que también pertenecen nombres de la talla de Carvallo, Ibáñez, Aquino, Villalba…sus mitos de adolescencia. Pese al vértigo, Escobar no se amilana en ningún momento: se encuentra feliz, y con disciplina y trabajo, más el excelente recibimiento de sus compañeros (“me arroparon y me acogieron como a uno más, tengo un recuerdo fantástico de aquellos años y de aquel vestuario”), con los que vive un ambiente inmejorable, se adapta rápidamente y pasa, en muy poco tiempo, de ser un juvenil con proyección, a un profesional respondón, que ya habla con voz alta en el campo y que amenaza con quitarle el puesto a jugadores totalmente consagrados.

En la temporada del debut cadista en la máxima categoría, Escobar continúa su proceso de adaptación, asentándose cada vez más en la primera plantilla. Siendo todavía menor de 20 años, y participando por primera vez en su vida en Primera División, ya toma parte en 14 partidos de liga, y marca su primer gol, nada menos que a Iribar.

 

Campeó en el Trofeo (1981) Cádiz - Osasuna (81-82)

 

En el verano de 1978 llega al banquillo cadista el hispano-argentino Roque Olsen, el entrenador que culminaría el proceso de formación del “cañailla”. A pesar de que la prensa no confiaba todavía en él (“decían de mí que estaba todavía demasiado verde”), con el argentino, Escobar se hace dueño y señor del centro del campo cadista, donde nadie le tose. En las dos temporadas en las que el sudamericano dirigió al cuadro de Carranza, Escobar disputó nada menos que 73 partidos, y envió el balón al fondo de las mallas en siete ocasiones. Como el mismo jugador recuerda, “fueron posiblemente mis dos mejores años en el Cádiz, en los que me hice definitivamente futbolista”.

Por desgracia, el buen hacer del de San Fernando no fue suficiente para que el Cádiz luchara por el retorno a Primera, y Olsen fue cesado para dejar su puesto a Milosevic. Con el balcánico, Escobar mantuvo una relación de amor-odio, y es que el yugoslavo nunca terminaba de confiar en él: “a veces ocurrían cosas que yo no entendía. Cuando me daba una oportunidad y yo respondía haciendo un buen partido, me encontraba con que no iba ni tan siquiera citado al siguiente. A veces me sacaba a calentar durante los diez últimos minutos de partido, cuando estaba claro que no iba a entrar. Esas cosas me hacían jugar inseguro, falto de confianza en mí mismo, pensando más en si lo estaba haciendo bien, que en ayudar al equipo, y lógicamente, eso se dejaba sentir en mi rendimiento”.

En esta situación, Escobar llegó incluso a pedirle a Irigoyen que le dejara marchar, ya que veía que no estaba dando todo lo que él podía dar en un campo de fútbol. El presidente sin embargo le hizo reconsiderar su postura, y el centrocampista decidió permanecer en el equipo. Eso sí, todo esto ocurrió siempre de puertas para adentro. El isleño jamás protestó, jamás levantó la voz, y jamás utilizó a los medios de comunicación como palanca. Como ya hemos destacado anteriormente, Escobar era, por encima de todo, una gran persona y un excelente profesional, y a pesar de no estar contento con su situación, siguió esforzándose al máximo en cada entrenamiento, en cada día, sin buscar nunca problemas ni enfrentamientos.

 

Portuense - Cádiz (81-82) Sanluqueño - Cádiz (81-82)

 

El jugador recuerda con especial amargura, como se quedó fuera del épico partido del ascenso en Elche de 1981: “fue una semana de mucha expectación, y en todo Cádiz no se hablaba de otra cosa. Lógicamente, los jugadores fuimos protagonistas, especialmente en la prensa. A mí, como a todos, me preguntaron cómo veía el partido, y repliqué que me parecía un partido complicado, pero que obviamente, iríamos a por todas. Cuando salió la convocatoria vi que me quedaba fuera, y Milosevic me explicó que no me llevaba citado porque mi actitud no era positiva, razones que yo por supuesto no compartía”. En cualquier caso, como queda explicado, el jugador nunca dio “carnaza” a los sensacionalistas, y supo entender aquel toma y daca como algo únicamente profesional. De todas formas, y a pesar de estos desencuentros, el de San Fernando deja, en las tres primeras temporadas del yugoslavo como entrenador cadista, nada menos que 78 partidos jugados y siete goles. Como vemos, pues, siguió siendo pieza importante del equipo.

Cuando Benito Joanet toma el mando de la nave cadista, Escobar vuelve a convertirse en protagonista principal del equipo amarillo. Con el catalán, Ricardo es fijo en las alineaciones, y su puesto en el centro del campo no está sujeto a debate. El de Barcelona consigue nuevamente el ascenso para la escuadra cadista, temporada en la que Escobar participó en absolutamente todos los partidos, anotando cuatro goles.  A estas alturas, el isleño es un jugador ya totalmente hecho, con galones dentro y fuera del campo, capitán de los suyos.

Al año siguiente, con Paquito ahora en el banquillo, el Cádiz consigue por fin su primera permanencia entre los grandes, a la que mucho aporta Ricardo Escobar, que vuelve a ser uno de los puntales del equipo. Llegamos así al verano de 1986, en el que de forma inexplicable, Escobar abandona Cádiz para marcharse a jugar en el Elche. El propio protagonista nos cuenta como fue: “todavía hoy no se cómo ni porqué me fui del Cádiz. Ese año yo terminaba contrato, y me fui de vacaciones tranquilo, esperando que pronto se pusieran, desde el club, en contacto conmigo. Pero fueron pasando los días, y el teléfono no sonaba. Así que terminé decidiendo que no estaban interesados en mí, y empecé a buscarme la vida por otro sitio, hasta que apareció la oportunidad del Elche, y me fui hasta allí para ver qué me ofrecían”.

Según prosigue el relato del futbolista, la situación se vuelve surrealista: “estando en el despacho del presidente del Elche, a punto de firmar, me llama Camilo Liz, y me pregunta que qué hago allí. Le respondo que buscarme la vida, que yo no puedo estar esperando y que nadie en Cádiz me había llamado. Me dijo que me volviera inmediatamente, pero me negué: yo ya me había comprometido con esos señores, y no podía fallarles en el último momento”. Así que como el caballero que es, Escobar tuvo que renunciar a seguir en su tierra y en su equipo de toda la vida, y mantener la palabra dada, firmando por dos temporadas con el equipo franjiverde.

 

Cádiz - Palencia (82-83) Valencia - Elche (86-87)

 

Eso sí, aquello tampoco fue un drama para él: “me dio pena marcharme de Cádiz, pero el Elche me ofrecía más dinero (como siempre pasaba en Cádiz, los de casa cobrábamos muy poco), y un proyecto deportivo muy importante, con las miras puestas en subir a Primera”.

Su técnico allí, Bonet, y luego Delfín Álvarez, lo colocan como lateral derecho, donde rindió igual o mejor que lo hizo en el Cádiz, demostrando ser un hombre versátil. Nada menos que 40 partidos jugados y dos goles no dejan lugar a dudas. No fue suficiente sin embargo, para que los ilicitanos retornaran a Primera, tras su séptimo puesto en la liga.

En la campaña venidera, Felipe Mesones se hace con las riendas del Elche, y todo lo bueno que fue el año anterior, se convirtió en malo en éste. Fue algo inexplicable, según relata el propio jugador: “todavía hoy no lo entiendo, en la pretemporada fue titular todos los partidos, y cuando llegó la liga desaparecí totalmente. Yo me veía muy bien en los entrenamientos, ni mis compañeros se explicaban que no jugara”. En cualquier caso, nadie criticó al técnico, y es que ese año sí, los levantinos pudieron por fin celebrar el ascenso que habían perseguido durante tantos años.

Ese verano vencía el contrato de Escobar con los ilicitanos, y ante la ausencia de oferta de renovación, el gaditano aceptó la que le ofrecía el Castellón, también por dos campañas. Los que no avalaron su fichaje entonces, tras lo visto en su última temporada, tuvieron que comerse sus palabras. Con Luiche como entrenador, los castellonenses suben cómodamente, en parte gracias al trabajo de Escobar, que volvió por sus fueros, disputando 35 partidos de liga, con tres goles. Era nada menos que el sexto ascenso a Primera que vivía en sus carnes, todo un especialista.

Su segundo año en el cuadro blanquinegro tampoco decepcionó. De nuevo en Primera División, Escobar continuó siendo habitual en el centro del campo, poniendo así su granito de arena para que los levantinos firmaran una holgada y merecida permanencia.

 

Plantilla Elche (86-87) En el Castellón (89-90)

 

Cumplido su contrato, llegó la hora de entablar conversaciones para renovarlo. Escobar entendía que su aportación había sido muy importante en las dos últimas temporadas, y pidió una mejora de sus condiciones, mientras que la directiva castellonense pretendía rebajárselas, basándose en su edad. El jugador no acepta, y ante la falta de nuevas oportunidades, decide regresar a casa, tras cuatro años fuera.

A su llegada a Cádiz, con 32 años, no encontró nada que le mereciera la pena continuar, y sin traumas, sin ningún dramatismo, colgó las botas: “no quería jugar en Segunda B, para pasar fatigas y penurias, estar siempre en peligro de no cobrar…Creo que me retiré joven, y muchos hoy me lo dicen, pero no se daban las condiciones para seguir”.

Desde entonces, la única vinculación de Ricardo con el fútbol ha sido la de cualquier aficionado. En su momento obtuvo el carné de entrenador juvenil, pero jamás lo intentó. Escobar en una frase que lo define a la perfección como persona, nos lo explica: “yo no nací para mandar, lo mejor del fútbol es ser jugador de fútbol, lo demás son otras cosas que no van con mi forma de ser”. Humilde, sincero, profesional y todo un señor. Chapó.

Termina por tanto la historia de uno de los jugadores que más esfuerzos y sacrificios le ha dedicado a nuestro club, sin jamás pedir nada a cambio, sin alzar la voz para reclamar su sitio. Un hombre como él, que ha logrado seis ascensos a Primera (cuatro de ellos con el Cádiz), tres Carranzas, más de 250 partidos y 21 goles en diez temporadas como amarillo, y que por encima de todo eso, ha sabido siempre estar en su sitio y es de casa, de “los nuestros”, merece por lo menos que la afición lo tenga siempre presente en la memoria de aquella época dorada del Cádiz CF como uno de sus principales iconos.

 

Enviamos un especial agradecimiento a los amigos de <a target=_blank href=http://www.foroelche.com><u>foroelche.com</u></a>, que nos enviaron las fotos de Escobar en el Elche

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Pepe

02/05/2015
12:29
Donde pone Aquino debería poner Quino, apodo de Joaquín Sierra, mítico exjugador de Betis, Valencia y Cádiz, e internacional absoluto
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CREACIÓN FICHA: 02/10/2008

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 02/10/2008

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