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Cortijo

Otro producto de la factoría Cádiz CF años 80. Cortijo personificó en sí mismo los valores de aquella generación: amor desmedido por el escudo, lucha hasta la extenuación en el campo, relación con sus compañeros como si de una familia se tratara y máxima identificación con los valores de aquel vestuario. A pesar de no poder disfrutar de una formación futbolística adecuada cuando era niño, su polivalencia y su extraordinaria fuerza física (sólo sufrió una lesión de importancia en su carrera) fueron fundamentales para el Cádiz, y a su vez, le permitieron saltar a un Sevilla europeo e incluso ser llamado a la selección. Con más de 200 partidos en liga con la elástica amarilla, su nombre queda indeleble en la lista de jugadores míticos del Cádiz

 

Cortijo en el Camp Nou, temporada 89-90

 

EQ. TEMP. EQUIPO CAT PJ G
87-88 CÁDIZ 1ªDIV. 21  1 
88-89 CÁDIZ 1ªDIV. 36 5
89-90 CÁDIZ 1ªDIV. 25 2
90-91 CÁDIZ 1ªDIV. 39 0
91-92 SEVILLA 1ªDIV. 37 2
92-93 SEVILLA 1ªDIV. 10 0
93-94 SEVILLA 1ªDIV. 25 0
94-95 SEVILLA 1ªDIV. 30 2
95-96 RAYO VALLECANO 1ªDIV. 35 2
96-97 RAYO VALLECANO 1ªDIV. 21 0
97-98 RAYO VALLECANO 2ªDIV. 0 0
  NUMANCIA 2ªDIV. 15 0
98-99 NUMANCIA 2ªDIV. 25 0
99-00 CÁDIZ 2ªDIV. B 30 0
00-01 CÁDIZ 2ªDIV. B 35 1
01-02 CÁDIZ 2ªDIV. B 21 0

 

Alfonso Cortijo Cabrera es natural de La Barca de La Florida, donde vino al mundo el 14 de septiembre de 1966. Como hemos podido comprobar con él como con tantos otros, se puede ser de Jerez y sin embargo sentir los colores del Cádiz como el que más.

A diferencia de la mayoría de los compañeros con los que forjaría aquella generación inolvidable de futbolistas de los años 80, no disfrutó en su infancia de formación futbolística, lo cual hace mucho más loable su posterior desempeño y rendimiento como profesional. Su actividad futbolística cuando niño se limitaba a jugar donde podía, bien en el colegio, bien en el campo, con los pinos como palos de la portería. Y es que Cortijo se repartía entre los libros de la escuela y la dura tarea del trabajo en el campo, donde echaba siempre una mano a su familia, que no podía permitirse otra cosa. Quizás sea de ahí precisamente de donde le vino la espectacular fuerza física y resistencia que demostró durante sus años de profesional, donde destacó especialmente por ser incombustible: podía perfectamente disputar 40 partidos en una temporada sin haber sufrido ni una mala torcedura, y terminando todos los partidos con energías para empezar si otro llegado el caso.

 

En el Cádiz Juvenil (83-84) En Las Palmas (87-88)

 

Así es que hasta los quince años como decimos, toda su relación con el balón no va más allá del divertimento en los pocos ratos libres que le dejaban la escuela y el trabajo. Con esa edad, comienza a jugar en el equipo de su pueblo, el Florida, que militaba entonces en Primera Regional. Sólo unas demostraciones de su poderío físico por la banda derecha (a pesar de que seguramente todos recordamos a Cortijo como lateral izquierdo, él siempre fue diestro, una prueba más de sus cualidades) le valieron al mítico ojeador del Betis, Pedro Pajuelo (que llevó al club heliopolitano entre otros a gaditanos como Joaquín, Cañas, Merino, Melli o Juanito), vecino de Cortijo, a captar sus aptitudes y llevarlo a Sevilla para que incorporarlo al equipo juvenil verdiblanco, que dirigía por entonces Luis del Sol. Cortijo, tras un mes a prueba en la capital andaluza, gustó en el seno del club hispalense, pero decidieron que no se incorporarse ya con la temporada empezada, sino al año siguiente.

Por tanto, retornó al club de su pueblo natal, con el que consiguió el ascenso a Preferente. Terminada la temporada, Cortijo esperaba marcharse a Sevilla a continuar su formación en el club bético, con quien ya había pactado un contrato de tres años. Pero la falta de acuerdo entre ambos equipos terminó en la decepción de no poder fichar por el Betis. En la Florida pedían como compensación al fichaje un partido allí del primer equipo sevillano, a lo éste no accedió. Un palo que sin embargo, posibilitó que el Cádiz disfrutara de sus cualidades. Y es que apenas había vuelto a La Florida, Xerez y Cádiz, llamaron a su puerta. A pesar de no haberse podido incorporar al Betis, su nombre ya sonaba con muchísima fuerza entre ojeadores y entrenadores de cantera de la provincia.

Finalmente como todos sabemos, los amarillos se llevaron el gato al agua, y es que éstos sí accedieron al amistoso que solicitaban los de La Florida. Un amistoso que, caprichos del destino, sería un partido histórico y es que, recordemos, fue el primer partido de Mágico González en España con su nueva camiseta amarilla.

 

Con Arconada (88-89) Entrenando con Barla (88-89)

 

En su primer año en la entidad cadista (su segundo año como juvenil) coincide con muchos de los que serían sus compañeros en el primer equipo: Jose González, Barla, Poli, Mayé o Calderón entre otros. Apenas cuenta 16 años cuando ya es llamado para jugar con el B, así como para entrenar con la primera plantilla.

La temporada siguiente, a pesar de estar aún en edad juvenil, ya es un miembro más del Cádiz B, donde firma un año excepcional, coronado con el ascenso de los talentos amarillos a Tercera en un vibrante partido en un Carranza muy poblado frente al San Fernando.

Este ascenso a Tercera sería clave para el futuro del club, ya que permitió un aterrizaje más progresivo de las jóvenes promesas en el primer equipo, sin tener que sufrir un cambio tan drástico entre el fútbol de cantera y la tensión de una permanencia que parecía siempre imposible en toda una Primera División. Cortijo fue uno de esos casos, que permaneció en el filial dos temporadas más, antes de dar el salto definitivo a la máxima categoría. Allí se fue cocinando a fuego lento la última generación que mantendría el nombre del club entre los más grandes, antes de la temporada 05/06, y entre los que se contaban Calderón, Quevedo, Jose González, Barla, Arteaga, Mateo, Raúl o Kiko entre otros.

Cortijo ya sabía lo que era jugar para el primer equipo, ya que fue uno de los canteranos que jugó el famoso partido de la huelga de la temporada 84-85, si bien su debut oficial es posible gracias a la llegada de Víctor Espárrago al banquillo amarillo, en la temporada 87-88. El uruguayo enseguida quedó encantado con las maneras del jerezano. Por si eso fuera poco, la suerte le acompañó aquel verano, ya que para el Trofeo Carranza, causaron baja los dos centrales titulares, Oliva y Chico Linares, y Amarillo sufría una larga lesión, lo que le abrió definitivamente las puertas. Su actuación en el torneo veraniego fue sobresaliente, y el técnico charrúa no tuvo ningún miedo en darle la alternativa en liga el 6 de septiembre, en la victoria del Cádiz en el campo del Sabadell. A partir de entonces, ya como un integrante más de la plantilla profesional, Cortijo no paró de ir hacia arriba.

 

Defendiendo al Tato Abadía (88-89) Jugando contra el Celta (89-90)

 

Cómo sería su rendimiento en su primer año como profesional, que tras conseguir el Cádiz su permanencia más holgada en su historia, Espárrago fichaba por un grande como el Valencia, y el sudamericano intentó por todos los medios llevarse consigo al emergente defensa, en el que adivinaba un gran futuro. Sin embargo, el acuerdo con Irigoyen, que reclamaba una cantidad muy elevada de dinero, fue imposible, y el de La Barca permaneció bajo la disciplina cadista. Como le pasara años atrás en su frustrado fichaje por el Betis, no hubo mal que por bien no viniera. Y es que el que sí dejó el club fue Amarillo, que dejaba totalmente huérfano el lateral izquierdo, posición que pasó a ocupar el jerezano de forma totalmente indiscutible, como si de una plaza en propiedad se tratara. No en vano, en la temporada 88-89 completó su mejor campaña posiblemente como profesional, disputando 36 partidos y marcando nada menos que cinco goles, una cifra astronómica si hablamos de un defensa en un equipo tan humilde como el Cádiz en Primera División.

Tras una campaña tan colosal, nuevamente equipos importantes se pusieron en contacto con él. En esta ocasión fue el Mallorca, dirigido entonces por Serra Ferrer, el que se interesó por sus servicios. En el “pack” iba incluido Calderón, que también interesaba a los insulares. El acuerdo con los bermellones (que pagarían la clausula de rescisión de 60 millones) estaba cerrado. No obstante, Cortijo quiso dar una oportunidad al equipo de su tierra. Se sentó con el presidente amarillo y le comunicó el acuerdo con los insulares, ofreciendo la posibilidad de no hacerlo efectivo si el Cádiz igualaba la oferta. Era pretemporada, y al día siguiente la expedición partía a las siete de la mañana hacia Melilla para disputar un partido de preparación. Jugador y presidente estuvieron negociando hasta las tres, aunque finalmente hubo acuerdo, y Alfonso permaneció en su equipo. El que sí se marchó fue Calderón, que a la vuelta de dicho Trofeo en Mallorca, con lo puesto, sin poder siquiera pasar por su casa, tuvo que marcharse a las Baleares.

 

Con Irigoyen (89-90) En la ceremonia de los Premios Marca (90-91)

 

Como en años anteriores, Cortijo comenzaba la liga siendo titular indiscutible, pero una lesión le apartó de los terrenos de juego durante algunas semanas, algo inédito para él desde que subiera al primer equipo. En un partido de copa frente al Sporting, sufrió una durísima entrada que le costó una fractura de peroné. “Al menos me quedó el consuelo que fue se pitó penalti, gracias al cual pudimos remontar y eliminar al Sporting, para terminar llegando aquel año a semifinales”. El que no se consuela es porque no quiere.

Llegamos así a la temporada 90-91, en la que jugó absolutamente todos los partidos, excepto el último y decisivo frente al Málaga por evitar el descenso. Ni las triquiñuelas de Irigoyen obraron esta vez el milagro, y Cortijo tuvo que ver el partido desde el banquillo: “después de aquello, nunca volví a ver un partido ahí que no pudiera jugar. Lo pasé fatal, no se puede sufrir más. Recuerdo que al terminar el partido rompí a llorar liberando toda la tensión que había acumulado, y Carmelo me abrazaba”.

Cortijo es ya entonces conocido de sobra por el mundillo futbolístico español, y más tarde o más temprano tenía que dar el salto a un equipo de mayor entidad, algo que terminó produciéndose en el verano del 91. Entonces, Víctor Espárrago es fichado por el Sevilla como técnico, y esta vez sí, el charrúa consigue por fin llevarse consigo al lateral zurdo, que firma con el club hispalense por cuatro temporadas, tras pagar éstos 75 millones a Irigoyen por el traspaso.

 

Contra el Sporting (90-91) Emocionado tras la promoción
contra el Málaga

 

El importante salto que suponía fichar por los de Nervión no le pesó en absoluto, al contrario. Como en la temporada anterior, no se perdió más que un partido de liga, completando una campaña de sobresaliente, en la posición de carrilero, en la que desplegó todo su poderío físico. Llegó incluso a ser convocado para dos partidos con la selección nacional, pero en ambas ocasiones, se quedó con la miel en los labios de haber podido disfrutar de su debut con la roja. Primero en Islandia, y luego en el campo del Betis frente a Francia, el combinado nacional cayó por 2-1, lo que complicó las opciones de clasificación para la Eurocopa. Muy posiblemente, si España se hubiera adelantado en dichos partidos, Cortijo habría tenido su oportunidad.

En su segunda temporada como sevillista, aterrizan en el Sánchez Pizjuán Bilardo y Maradona. El preparador argentino, a pesar de convocarlo casi siempre, no terminó de confiar en sus habilidades, y lo relegó en un segundo plano a la liga, acordándose de él únicamente para la copa. No obstante, Cortijo cuenta una anécdota sobre el “valor” que le aportaba al técnico: “Bilardo era tremendamente supersticioso, y como yo siempre iba convocado, daba sistemáticamente la charla previa al partido a los jugadores en mi habitación, era un ritual ya totalmente establecido”.

Por suerte para Alfonso, la experiencia del polémico argentino en el banquillo blanquirojo dura sólo una campaña tras la cual se hace cargo del mismo Luis Aragonés, que vuelve a contar con él como había sido costumbre en todos los entrenadores que había tenido. La llegada del Sabio de Hortaleza impidió que el jerezano se marchara al Albacete, equipo con el que tenía un preacuerdo para dejar atrás el ostracismo en el que había vivido el último ejercicio liguero, y es que el madrileño le aseguró que contaba con él, y le convenció para que cumpliera los dos años de contrato que aún le restaban con la entidad andaluza.

 

Partido contra el Español (91-92) En el Sevilla (94-95)

 

Así lo hizo, y de la mano de Aragonés, volvió a afianzarse como el valor seguro que era en la defensa. Tras dos exitosas temporadas con Aragonés en el banquillo, que culminaron con la clasificación del club sevillista para la Copa de la UEFA, llegó el momento de hablar de renovación, ya que su ligazón con el Sevilla concluía aquel verano. El presidente del club, Luis Cuervas, le prometió, precisamente en el banquete de su boda, que renovaría por la entidad hispalense. Sin embargo, fueron pasando los días y la reunión para la firma del contrato no se concretaba. Al final quedó al descubierto que la renovación dependería de que Aragonés continuara en el cargo de técnico, algo que Cortijo sabía que no iba a ocurrir, así que decidió no esperar, y se vinculó por tres temporadas con el Rayo Vallecano, que era casi como irse a casa, rodeado como estaba de tantos compañeros que había tenido en el Cádiz: Barla, Jose González, Calderón, Paco Baena como segundo entrenador, etc… Una vez más, Cortijo fue una pieza clave y absolutamente fundamental primero para Zabalza y luego para Marcos Alonso, para conseguir una agónica permanencia, al más puro estilo cadista, en la promoción frente al Mallorca. Casualidades del destino, ante el mismo equipo y también en la promoción Cortijo sufrió en sus carnes el primer descenso de su carrera deportiva, pese a marcar el último tanto de su equipo, precisamente ante los bermellones.

Sin embargo, a Cortijo no se le iban a caer los anillos por tener que jugar por primera vez, desde que era profesional, en la categoría de plata. Con lo que no contaba era que también por primera vez, le dijeran claramente que no contaban con él y que tenía que buscarse equipo. Fue Iosu Ortuondo, que fue el encargado de intentar devolver a los madrileños a la élite del fútbol español. Cortijo sin embargo no lo aceptó, y continuó peleando en pretemporada para demostrarle al vasco que estaba equivocado. A punto estuvo sin embargo de incluso quedarse sin ficha, aunque finalmente los empleados del club franjirojo, a espaldas del técnico, le dieron un dorsal. No sirvió de mucho y Cortijo quedó relegado al más absoluto abandono, viendo como pasaban las semanas sin acercarse siquiera al césped.

 

Equipo de ascenso del Numancia (98-99) Contra el Águilas (99-00)

 

Así pues, llegó el mercado de invierno y cuando el Numancia le presentó una oferta, el jerezano ni se lo pensó. El club soriano jugaba entonces por primera vez en su historia en Segunda División, y se batía como gato panza arriba por no perder dicha categoría. La llegada de Cortijo ayudó a conseguir finalmente ese objetivo. Su rendimiento, y el número de partidos jugados, le valieron para ganarse una renovación que le permitiría disfrutar de una gran temporada en Los Pajaritos. Contra todo pronóstico y por primera vez en toda su historia, Soria vería fútbol de Primera División, tras un increíble ascenso, de la mano de Lotina. Si dos años antes Cortijo había que tenido que sufrir en sus carnes la decepción de caer en el abismo, el fútbol le dio la oportunidad de resarcirse viviendo algo inédito para él como era subir a Primera.

No obstante, fue una celebración agridulce, y es que el salto a Primera significaba para Cortijo, como él mismo temía, su salida del club numantino. Surgió entonces la posibilidad de regresar al equipo de su vida, al que le había permitido ser futbolista profesional, y no lo dudó un instante. A las puertas de cumplir 33 años y tras haber pasado ocho campañas lejos de Carranza, Cortijo volvía a cruzar el puente con la ilusión de retirarse vestido de amarillo y contribuir a devolver a su equipo de siempre al mínimo lugar que merecía, la Segunda División.

 

 

 

Desde luego si no pudo celebrarlo así, no fue porque no pusiera de su parte. Llegó con un contrato de un año renovable según el número de partidos disputados, y durante tres temporadas cumplió con creces la cifra. A pesar de su veteranía, o quizás gracias a ella, su puesto en el centro de la defensa era incuestionable, y es que su saber hacer era vital para un club que pasaba grandes penurias económicas y que no podía permitirse grandes fichajes. Pilar básico en la sensacional temporada de Orúe y capitán durante aquellas duras semanas en las que la viabilidad del club estuvo seriamente amenazada, al concluir la temporada 2001-2002, pese a haber, como decimos, jugado el mínimo de partidos para su renovación, los problemas con Fran Canal le hicieron decidir que había llegado su momento, puso fin a una brillante carrera deportiva, con casi 300 partidos en Primera y 14 goles a sus espaldas.

 

Contra el Xerez en Chapín (00-01) Celebrando el Trofeo (87-88)

 

FUTURO PROMETEDOR COMO ENTRENADOR

Lo que no pudo darle al Cádiz en su segunda etapa como jugador, se lo dio desde el banquillo. Apenas habían pasado unas semanas de su último partido como futbolista en activo, Jose González es contratado como técnico del Cádiz, al que Cortijo acompañará en calidad de segundo. Todos sabemos ya lo que pasó aquel año. Los amarillos, de la mano de sus jóvenes entrenadores de la casa, abandonaron por fin el pozo marchito de la Segunda B. Fueron tres temporadas consecutivas las que Cortijo y Jose compartieron el banquillo del equipo de sus amores. Convertidos ya en inseparables, firmaron para dirigir al Albacete en Primera. Fallida la experiencia en La Mancha, Cortijo regresó a La Florida para entrenar al equipo juvenil de La Barca, al que ascendió a Primera Provincial.

 

Presentación de Jose
como entrenador
(cadizcf.com)
Dirigiendo el partido
frente al Hércules
(esecadizoe.com)

 

Al año siguiente se hizo con el Bornense. Esa misma temporada recibió la llamada de Jose González para regresar al Cádiz, y durante muchas semanas estuvo simultaneando ambas responsabilidades, ya que Cortijo se sentía en deuda con los serranos, a los que no quería dejar en la cuneta.

La relación fue fructífera para ambos, ya que terminada la nueva etapa de Jose en el club amarillo, Cortijo ha celebrado dos ascensos con el Bornense, hasta llegar a Primera Andaluza. Esperemos que sea sólo el principio de una larga carrera que le traiga tantos éxitos como cosechó como futbolista.

 

Cortijo frente al Ath. Bilbao, temporada 88-89

 

Queremos mandar un fuerte agradecimiento a los amigos que nos han ayudado con esta ficha: Jerónimo Madrid, Alberto Blanco (<a target=_blank href=http://www.hastalamuerte.net>www.hastalamuerte.net</a>), Francisco Javier Cañadas (<a target=_blank href=http://vaisband.blogspot.com>vaisband.blogspot.com</a>), y muy especialmente a Agustín Rodríguez (<a target=_blank href=http://www.sevillafc.es>www.sevillafc.es</a>).
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Y también a Juan C, del Numancia, que nos ha mandado dos fotos de Cortijo en dicho equipo

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CREACIÓN FICHA: 18/05/2008

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 18/05/2008

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