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Barla

Barla puede caminar con la cabeza bien alta por Cádiz. Mientras nadie lo mejore, es el jugador que más veces ha vestido la camiseta amarilla en partido oficial, nada menos que 308  ocasiones. Uno de los gaditanos de oro surgidos en los 80, que fue parte muy activa de las permanencias más famosas de nuestro fútbol, y que incluso volvió al equipo en Segunda B

Barla en el Camp Nou, temporada 88-89

 

EQ. TEMP. EQUIPO CAT PJ G
86-87 CÁDIZ 1ªDIV. 16 1
87-88 CÁDIZ 1ªDIV. 4 0
88-89 CÁDIZ 1ªDIV. 25 0
89-90 CÁDIZ 1ªDIV. 35 2
90-91 CÁDIZ 1ªDIV. 39 0
91-92 CÁDIZ 1ªDIV. 26 1
92-93 CÁDIZ 1ªDIV. 37 2
93-94 CÁDIZ 2ªDIV. 34 0
94-95 RAYO VALLECANO 2ªDIV. 35 7
95-96 RAYO VALLECANO 1ªDIV. 39 2
96-97 RAYO VALLECANO 1ªDIV. 28 0
97-98 CÁDIZ 2ªDIV. B 42 3
98-99 CÁDIZ 2ªDIV. B 30 1
99-00 CÁDIZ 2ªDIV. B 20 0



Jose Manuel Barla García, nacido el primer día del año 1967, tardó, en comparación con otros futbolistas profesionales, en incorporarse al mundillo del balompié. De pequeño residía en el casco antiguo, y si ahora es difícil encontrar instalaciones donde jugar, entonces era casi una quimera. Así pues, Barla no empezó a relacionarse con el balón hasta que su familia decidió mudarse a la Barriada de la Paz. Allí, a la edad de nueve años, empezó con sus primeros devaneos con el balón, hasta que llegó el primer momento serio de su vida.

Barla se presentó, junto con sus amigos del barrio, en el colegio de San Severiano para realizar las pruebas de ingreso al CGC (Club Guardia Civil), un equipo de cantera del cuartel de la Benemérita. Barla aspiraba a entrar en el CGC Promesas (el equipo alevín del modesto club, que por cierto entrenaba Salvador Chirino, que entonces aún seguía arbitrando, y que posteriormente fue delegado del club), pero se llevó un gran palo: todos los amigos que lo acompañaban pasaron el corte menos él. El trayecto hasta su casa, totalmente solo, lo hizo llorando desconsoladamente.

En el Cádiz Juvenil (83-84) Admirando a Mágico desde la distancia


Aunque como correspondía a alguien de su edad, Barla se repuso enseguida, y continuó jugando en el colegio y en el barrio. Así fue pasando el tiempo, que Barla aprovechó para ir mejorando más y más en su técnica, hasta que un hombre lo vio jugar por la calle, y le instó a que volviera a probar en el CGC. Barla hizo caso de la sugerencia, y volvió al mismo lugar donde meses antes le habían rechazado. No obstante, esto fue totalmente distinto. Esta vez sí las pasó, comenzando así su carrera como jugador.

Barla guarda un gran recuerdo de su época de alevín, jugando en el Portillo, y consiguiendo el campeonato de la ciudad. Pero a su paso al equipo infantil, el Capitán Benz de la Guardia Civil, que era el encargado de llevar el club, falleció, y con él, el equipo, que aunque lo intentaron mantener otras personas, no recibió la gran atención y mimo que le dedicaba Benz.

Lo que en principio podía parecer un varapalo para la carrera de Barla, se convirtió, por el contrario, en todo un trampolín. Y es que obligado a dejar el equipo donde había empezado a jugar, marchó a los escalafones inferiores del Cádiz, en concreto al Juvenil B (entonces al cargo de Antonio Macías, con el que se volvía a encontrar, pues curiosamente, éste había sido profesor de inglés de Barla en Valcárcel), tras haber sido pescado por uno de los ojeadores del club.

Celebrando un gol con Oliva (89-90) Siendo defendido por Quique Sánchez Flores (88-89)


Barla recuerda las dificultades que sufría entonces la cantera para poder entrenar, dadas las escasas instalaciones con las que contaba el club. Entrenaban en el correccional a las siete de la mañana, en el único horario que había libre. Si no, había que correr por las calles o por la bahía, donde también se hacían los ejercicios de balón. Pero la ilusión por triunfar pasaba por encima de todos esos obstáculos.

La progresión de Barla por los distintos escalafones del club fue imparable. Del Juvenil B al Balón Juvenil al año siguiente, y al Cádiz Juvenil al otro. En su último año como juvenil, jugó en tres equipos: Cádiz Juvenil, Balón Aficionado y Cádiz B, donde estaba David Vidal.

En 1986 estuvo a punto de debutar con el primer equipo, pero un desgraciado accidente (que contamos en este episodio cadista) le mandó a la UVI, lo que retrasó su salto al primer equipo a la temporada siguiente. Así pues el 23 de noviembre de 1986 se produce por fin el esperado momento. Tras varias veces habiendo sido llamado y haber incluso ocupado sitio en el banquillo, pero sin llegar a jugar, Manolo Cardo por fin le da la alternativa, en Carranza ante el Sporting de Gijón, sustituyendo a Pedraza en la segunda parte. Aunque apenas jugó unos minutos y casi no alcanzó a tocar el balón (el Cádiz iba ganando 2-0), Barla estaba totalmente exultante, como si hubiese jugado la final de un Mundial y hubiese sido el mejor de su equipo.

Español-Cádiz 88-89 Peleando una bola contra Engonga (Celta-Cádiz 92/93)


Ese partido le sirve de trampolín para instalarse definitivamente en el primer equipo, con el que jugaría ya siempre a partir de entonces. Aquel primer año arrojó unos números muy positivos para ser el de su debut: 16 partidos jugados (13 de ellos como titular), 1225 minutos e incluso un gol (Barla nunca destacó por su capacidad goleadora), aunque menudo gol: fue el tanto que dio el empate en El Sardinero en aquella liguilla del descenso que se sacó Irigoyen de la manga. Una temporada tan larga como aquella (la única que se jugó con el sistema de playoffs), fue perfecta para un chico como él que empezaba.

El año siguiente fue el único de su carrera en el que Barla no fue fijo en las alineaciones. Fue la primera temporada en la que Víctor Espárrago ocupó el banquillo amarillo. A pesar de que el charrúa le dijo que contaba con él, y en general, como sabemos, Espárrago es un hombre que le gusta mirar a la cantera, lo cierto es que el equipo funcionó a las mil maravillas (consiguiendo, como es de sobra sabido, la mejor clasificación del Cádiz en su centenaria historia), y Barla no puso objeciones a su suplencia.

A partir de entonces, esa palabra desapareció por completo de su vocabulario. Respetado siempre por las lesiones, Barla se hizo el dueño y señor, por méritos propios, de la banda izquierda de Carranza. En la temporada 88-89, tras ser despedido Senekowitsch del banquillo cadista tras la séptima jornada, llegaría el mando a David Vidal, que ya lo había tenido antes en el filial, y ambos formaron un dueto que no pararon de beneficiarse el uno al otro.

Camp Nou (90-91) Sevilla - Cádiz, 92/93 (Kiko y Maradona)


Barla nunca vivió, en sus once temporadas vistiendo la camiseta amarilla, ningún ascenso, pero recuerda las permanencias incluso con mejor sabor que éstos. De todas ellas (la de los cuatro últimos partidos ganando 1-0 y las promociones ante Málaga y Figueras) disfrutó y fue parte activa.

Su excelente nivel demostrado a lo largo de estos años le valieron las llamadas de varios equipos, como Celta, Betis o Tenerife, pero en el contrato de Barla no figuraba ninguna cantidad de rescisión por la que pudiera romper su contrato unilateralmente, por lo que antes que ir a juicio (mientras durase el proceso no podía jugar), prefirió renunciar a mayores retos deportivos y pelear en el barro con sus compañeros y paisanos gaditanos para dejar, año tras año, a su equipo entre los mejores.

Así hasta la aciaga temporada 93-94, en la que como sabemos, el Cádiz dio con sus huesos en Segunda B. Justo ese año Barla acababa contrato, y la despedida no pudo ser más amarga, dejando a su club de toda la vida en un infierno al que nunca debió llegar.

Ese verano Barla estuvo negociando con dos clubes: Compostela y Rayo Vallecano. Con ambos tenía todas las condiciones pactadas a falta únicamente de la firma. Parecía que al final serían los gallegos los que se llevarían el gato al agua. El destino quiso que ambos equipos se encontraran ese año en la promoción por un puesto en primera, siendo los compostelanos los que consiguieron la victoria, y Barla incluso se compró un billete de avión para la capital gallega.

Pero en el Rayo estaba su maestro David Vidal, y Barla reconsideró su postura. Entendió que el Rayo podía ofrecerle más a medio plazo, que era un club con más caché, y así, aumentó la nómina de jugadores gaditanos que ese año vistieron la elástica franjirroja: Jose González, Calderón y Onésimo (Cortijo llegaría a la temporada siguiente), además de Paco Baena como segundo de Vidal, eran algunos de los hombres que tenían pasado cadista.

El Rayo se paseó aquella temporada en Segunda, y ascendió sin problemas. Mucha culpa de esto la tuvo Barla, que aquel año, según sus propias palabras, “me tocó la virgen. Yo apenas había marcado goles con el Cádiz, y ese año hice siete”.

Nuevamente en Primera, Barla continúo siendo titular indiscutible en el campo de Vallecas. Nada menos que dos temporadas más en la elite estuvieron los madrileños. Ambas terminaron en sendas promociones contra el Mallorca. Si bien en la primera ocasión fueron los vallecanos los que se impusieron, los bermellones les devolvieron el golpe al año siguiente.


Jugando en el Rayo (94-95) Equipo Rayo 94-95


Aquella tercera temporada Barla se perdió los últimos partidos por una lesión de tobillo. Esto no gustó a los rectores rayistas, que no se fiaron de que Barla (entonces ya con 30 años cumplidos) pudiera recuperarse, y a pesar de que le restaba aún una temporada para cumplir su contrato, decidieron liberarlo de su compromiso.

Barla recibió entonces ofertas de algunos clubes importantes de Segunda División, pero el zurdo tenía ganas de regresar a su tierra, así que habló con Antonio Muñoz, con el que al final llegó a un acuerdo para firmar un contrato de dos temporadas, con opción a dos más.



En su segunda etapa como jugador cadista, Barla vivió tres temporadas bien distintas, en la que por desgracia, la siguiente siempre fue peor a la anterior, tanto a nivel personal como colectivo. En la primera de ellas, la 97-98, fue nuevamente un jugador fundamental, llegando a disputar nada menos que 40 partidos. Fue la temporada en los que los pupilos de Ramón Blanco rozaron el retorno a Segunda con los dedos, pero aquella liguilla fraticida con los filiales de Barcelona y Real Madrid, dejó a los amarillos con la miel en los labios.

Un año más tarde, en la campaña 98-99, el conjunto amarillo no logró acceder a la liguilla de ascenso, aunque siempre estuvieron en la zona noble de la tabla. Nada menos que 30 veces saltó Barla al terreno de juego, lo que indica que nuevamente fue una pieza clave en su equipo.

Finalmente llegó la campaña 99-00, de infausto recuerdo para todo cadista. El equipo realizó un año deportivo nefasto, eludiendo el descenso a Tercera por muy poco margen. Para colmo, se disparó toda la crisis del grupo ADA, y el fantasma de la desaparición rondó mucho tiempo la plaza de Madrid. Barla, ante el cariz que tomaron los acontecimientos, y el ambiente más que enrarecido que se vivió entonces, decidió que había llegado el momento de dejar el fútbol y colgar las botas.

Cádiz - Granada (97-98) Pol. Almería - Cádiz (99-00)


Sin embargo, fue sólo un cambio de rol, ya que inmediatamente Barla pasó a formar parte de la nómina de empleados del club. El propio jugador recuerda que “al principio, cuando no había dinero y muy poquito personal, todos tuvimos que hacer de todo, desde hacer la campaña de abonados en verano a ayudar a tirar Fondo Sur”. Posteriormente, y conforme el Cádiz se fue profesionalizando más y más, Barla se centró en la que es su parcela natural, la deportiva. Ha sido ojeador, coordinador de la cantera cadista y espía del primer entrenador, a quien ha informado de sus rivales tras verlos jugar, una labor que le llena como profesional. Además, ha sido entrenador del Cadete, y del Infantil, una experiencia que “me ha hecho aprender muchísimo, los chavales son tremendamente agradecidos, te escuchan y miran como si estuvieran oyendo a ser sobrenatural, y sin embargo puedo decir que yo he aprendido de ellos mucho más que ellos de mí”.

Barla posee el carnet de entrenador nacional, por lo que no sería extraño que dentro de algunos años le veamos dirigiendo algún equipo, quien sabe si el propio Cádiz.

 

Cádiz - Real Madrid (88-89)

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CREACIÓN FICHA: 16/06/2007

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 16/06/2007

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