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28. Cacereño - Cádiz (08/03/2015)

Madrugada del viernes 6 al sábado 7 de marzo.  05.30 h. Vallekas. Bixo al fin decide que es hora de volver a casa no sin antes pasar por la churrería a por el desayuno. Al menos me deja en casa.

Sábado 7 de marzo. 11:30 de la mañana. Manolain espera a que baje para partir rumbo a Cáceres, ciudad medieval y universitaria. Patrimonio de la Humanidad y con el distintivo anual de Capital Española de la Gastronomía. Y con un equipo el CP. Cacereño, recién adquirido por una empresaria mexicana, que presumía de llevar 8 partidos seguidos ganando en su feudo. La visita prometía grandes emociones.

Tras un placentero y resacoso viaje de unas 3 horas, llegamos a la capital cacereña donde nos aguardaba el otro expedicionario desplazado desde Sevilla: Jota, que además era su cumpleaños. También nos aguardaba un sol espléndido y una no menos acogedora Plaza Mayor repleta de mesitas y sillitas que invitaban a sentarte a degustar cervecitas frescas y viandas porcinas extremeñas. Como somos gente educada, aceptamos el envite y allá que nos sentamos.

Tras el agradable condumio y una cuasi insolación nos desplazamos a algún lugar más umbrío a tomar unos pelotis y ver un poco de fútbol. Entre gin tonics, rones y licores variados se fueron sucediendo partidos de fútbol en las pantallas, entre ellos un entretenido Athletic - Real Madrid en el que ganó el equipo vasco... siendo celebrado este resultado con gran alegría por nuestra parte.

A partir de aquí, la velada se torna borrosa y los recuerdos vienen a la memoria como flashbacks. Recuerdo que alguien nos recomendó por la zona de la c/ Pizarro un lugar llamado Mastropiero. Con ese sugerente nombre no dudamos en ir hasta allí. Sin embargo el lugar, siendo bonito y agradable, resultó ser demasiado cool para nuestras expectativas.

Preguntando a los lugareños nos mandaron a un lugar llamado Pizarro por la zona de La Madrila. Pero una vez llegados allí nos dijeron que eso hasta altas horas de la madrugada no se animaba. Así que decidimos seguir a nuestro instinto y volvimos sobre nuestros pasos a la Plaza Mayor, donde ya sabíamos por otras visitas que los garitos de rock abundan por la zona. Con Jota ya bien arropadito en el sofá cama, nos metimos en un local llamado DIO que, con semejante nombre no podía defraudar. Y así fue. Entre unas copillas más el Dj local fue desgranando grandes coplas clásicas del rock con otras coplillas más modernas con un excelente gusto. Tras pedírselo no menos de 57 veces, terminó su sesión con un apotéosico Forerver de Y&T que disfrutamos en toda su grandeza. Dimos la noche por finalizada y pegando "camballás" dimos con nuestros apalizados huesos en la cama.

Domingo 8 de marzo. Día grande. Juega el Cádiz. Las resacas se acumulan pero nada nos va a detener. Llegamos a las proximidades del Estadio Príncipe Felipe (no... no le van a cambiar el nombre; ya lo preguntamos) con tiempo suficiente de al parecer, ver el saque inicial. Sin embargo Jota se empeña en tomar un cafelito en el bar de los ultras cacereños. Tras pasar un "exhaustivo" control de la pancarta, llegamos a la barra para pedir cosas que nos reanimen: café, coca zero y cerveza (adivinen quién tomó cada cosa). Un aficionado se acerca a pedir disculpas por la actitud de los ultras y nos dice que es que estaban esperando a los Brigadas, pero como no habían ido, pues que tenían ganas de pegarse con alguien. Estas palabras nos tranquilizan y salimos pitando hacia nuestras localidades.

Llegamos finalmente con el partido empezado, lo cual me congratula. No como a Manolain. Colocamos la pancarta y nos disponemos a disfrutar de nuestro Cádiz. En la grada alrededor del centenar de cadistas, la mayoría de ellos llegados de localidades manchegas y extremeñas y una buena representación de la también madrileña peña Madroño amarillo. Nos damos cuenta del pésimo estado en que se encuentra este estadio pensado para importantes batallas. No en vano aquí ha llegado a jugar la Selección española absoluta e, incluso, se jugó un partido de Primera División entre el Atlético de Madrid y el Deportivo de La Coruña al estar clausurado por una jornada el feudo colchonero en el año 1992.

Al lío: en un partido medianamente entretenido, los locales empezaron fuertes dando algún susto a la partería cadista. Sin embargo pronto se vieron con un jugador menos por doble amarilla a uno de sus centrocampistas por cortar un claro contragolpe. Con esta superioridad no tardó en llegar el gol de los amarillos pasada la media hora, por mediación de un Hugo que aprovechó nuestra visita para obsequiarnos con su primer gol como amarillo. Todo parecía controlado, así que en el descanso nos fuimos a la barrita que preside la preferencia del estadio a tomar un refrigerio.

Aquella barra parecía el Falla y no había ningún tipo de separación con los aficionados locales. Así que el nota que se había disculpado en el bar que habíamos estado antes, se me acerca para ofrecerme una bota de vino de pitarra bien fresquito y presentarme a sus amigos. Fueron sacando de una bolsa embutidos ibéricos varios que no dudé en degustar. Es sí... había que cortarlos con una navaja del 15 que al principio me acojonó un poco pero luego ya me acostumbré a ella. Ni qué decir tiene que con estas premisas un servidor ni se enteró de lo que pasó en la segunda mitad. Luego me dijeron que el partido acabó 0-3 y que al Cacereño le expulsaron a otro tío. Po vale... qué gente más enrollada esta de Cáceres.

Con el partido tristemente acabado, me despedí de mis nuevos amigos y nos dirigimos de nuevo al centro. El hambre arreciaba a mis compañeros de viaje (no tanto a mi, por motivos obvios). Como estábamos muy contentos y estaba todo petado, nos sentamos en la terraza del Figón de Eustaquio, uno de los restaurantes con más solera de la ciudad. Con un servicio excelente por parte de un camarero que decía ser amigo del mítico Enrique, nos dimos un buen atracón de carnes regadas con el mítico caldo "Habla del Silencio". La pitanza dio para sesudas conversaciones pero era domingo y había que partir de vuelta.

De nuevo con un mareillo me meto en el coche de Manolain y emprendemos la ruta hacia casa. En la primera rotonda ya estoy roncando... recordando eso sí, los buenos momentos que hemos pasado este fin de semana.

Chele

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CREACIÓN FICHA: 22/03/2015

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 22/03/2015

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